Extra: Atón y la oscuridad monoteísta en Egipto.

Creo que toda persona que se precie sobre cultura y mitología egipcia sabe o conoce a la reina Nefertiti. Sin embargo, ¿podría alguien decirme por qué motivo es una de las figuras más famosas de hace 3500 años? Y no, no es porque su busto la haya convertido en una de las mujeres más hermosas de la historia.

Resulta y acontece que, contra todo pronóstico, hubo un periodo de tiempo donde la pareja real renegó de los dioses tradicionales e impuso la figura de un único dios. Y, por supuesto, no fue fácil. La conmoción fue tan grande que Akenatón y Nefertiti tuvieron que abandonar la ciudad de Tebas, hasta entonces considerada el epicentro de la política y la religión, porque consideraban que la ciudad no era digna por todos los templos a las múltiples divinidades, así que se movieron al sur con toda la corte que estuvo dispuesta a seguirles en la locura y se establecieron en Ajet-Atón, el Horizonte de Atón, conocida hoy como Tell el-Amarna. El faraón encontró en los sacerdotes la resistencia más grande pues, junto con sus dioses, intentó despojarlos de sus poderes y tomarlos para sí mismo.

¿Hubo persecuciones? Sí, sobre todo para el dios Amón y todo lo que representaba pues Akenatón lo consideró el principal impostor. ¿Por qué? Se preguntarán. Pues porque cualquier dios todopoderoso que se precie, ya sea único o múltiple, es la representación de la principal fuente de vida: el sol. Y en eso convirtieron Nefertiti y Akenatón al dios Atón. Sin embargo, si esta religión tan extrema tuvo cierta tasa de éxito fue gracias a la inteligencia, dotes diplomáticas, cultura e indudable visión de estado que poseía Nefertiti. Por esto, más que por su belleza, es por lo que debe ser recordada.

Pero aquí no venimos a hablar de historia y política (aunque estoy segura que han agradecido un poco el contexto histórico para hacerse una idea de cómo fue siquiera posible este cambio en pleno Imperio Nuevo), hablamos de mitología, así que vamos a ello.

Que viva el Sol, gobernante del horizonte, quien se regocija en el horizonte con la luz que procede del disco Atón, que viva para siempre, el rey del Alto y el Bajo Egipto, Neferjeperura-Uenra, que viva y la gran esposa real Neferneferuatón-Nefertiti, que viva por los siglos de los siglos.

Atón.

Como dijimos antes, Atón fue impuesto como dios del disco solar, alentador de toda fuente de vida en la tierra y, por lo tanto, creador supremo.

Al intentar imponer su imagen lo primero que hicieron los reyes fue otorgarle la misma representación de hombre con cabeza de halcón que tanto conocemos ya gracias a Ra y Horus (cuya única diferencia está en sus tocados), pero no pasó mucho tiempo antes de que Akenatón decidiera que su dios debía estar por encima de todo lo que fuera humano y eso incluyó eludir sus características: Atón fue representado como el disco solar y los rayos eran manos de luz que se extendían hacia la humanidad (¿fue este el primer intento de instaurar un dios tipo Jesucristo?). ¿Y qué pasaba cuando caía la noche? Pues que se transformaba en el Atón de Plata, pero nunca, jamás, abandonaba el firmamento.

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