Sirenas a través de la mitología.

(Odiseo y las sirenas – John William Waterhouse).

La Real Academia de la Lengua Española define a estas criaturas, y cito textualmente, como «ninfa marina con busto de mujer y cuerpo de ave según la tradición grecolatina, y con cuerpo de pez en otras tradiciones, que extraviaba a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto». No es sorprendente, ni realmente extraño, que siendo nuestra lengua la evolución de las que antaño se hablaban en la gran Hispania, la versión que nos proporciona la RAE sea, precisamente, la sirena de la mitología griega y romana.

Así pues, comenzamos esta pequeña investigación con mi campo fuerte:

Sirenas en la mitología griega y romana.

Nacen de las Musas y de la sangre de río Aqueloo alguna veces, otras veces son hijas del dios marino Forcis. Eran tres daímones o genios marinos femeninos, mensajeros de la muerte y demonios malignos que con sus dulces cantos recibían a las almas de los bienaventurados en las Islas Afortunadas y les atenuaban la amargura de la muerte.

Antes de tener esta monstruosa apariencia fueron las jóvenes que formaban el cortejo de Perséfone, y cuando Hades raptó a la diosa, unos decían que ellas pidieron alas a los dioses para ir en su busca, y otros, que Deméter las castigó por no oponerse al rapto de su hija, también cuentan que Afrodita las metarmofeó por rechazar el amor.

Sus nombres eran Agláope, Pisínoe y Telexiepía y tenían gran talento para la música, una tocaba la flauta, otra la lira y la tercera ponía su voz. De hecho, eran tan buenas que Hera las animó a retar a las Musas en un concurso… y perdieron. Las Musas se coronan con sus plumas y las Sirenas se retiran a la costa de Sicilia o cerca de las Puertas del Inframundo, en Antemusa. Se dedican entonces a detener los vientos, atraer a los navegantes y cantar dulcemente para provocar su muerte.

Sirenas en la mitología oriental.

Las primeras historias conocidas sobre sirenas aparecieron en Asiria. Las representan con medio cuerpo de pez gracias al mito en el que Derceto ofendió a Venus y entonces la diosa le inspiró amor hacia un pastor. De este amor nace una niña, Semíramis, futura reina de Babilonia. Después, se acaba el amor. Derceto, llena de ira, abandona a su hija, manda asesinar al hombre a quien había amado y se arroja al agua dispuesta a suicidarse, pro los dioses no lo permiten. Así dio origen a su morfología anfibia. Bien, pues resulta que Derceto es muy similar a la figura de Atargatis, la diosa siria con forma de sirena a la que los peces le eran consagrados y que fue adorada en templos en los que había grandes estanques.

(Sadko – Ilya Repin).

Sirenas en la mitología nórdica.

Las Asradi pertenecen al folclore nórdico, catalogadas como hadas acuáticas, y son unas criaturas apenas conocidas, pero que tienen especial relevancia en la mitología, pues se piensa que, en un principio, poseían poderes tan grandes como los dioses de Asgard. Sobre su origen los expertos creen fervientemente en que son parientes lejanos de la diosa Hela, hija de Loki.

Al contrario que las sirenas griegas, son criaturas nocturnas porque el sol significa su muerte. El tono de su piel es azulado y gustan bañarse bajo la Luna Llena para capturar su luz entre las hebras de sus cabellos; parecen frágiles como el cristal. Sin embargo, todas estas peculiaridades no son mero capricho, sino que se deben a que su hábitat son los fríos Martes del Norte.

Sirenas en la mitología europea.

En la mayor parte de Europa se les otorgan las características físicas de mitad cuerpo de mujer y mitad cuerpo de pez, sin olvidar una gran belleza. Entre numerosos ejemplos podemos encontrar la producción del artista John William Waterhouse (de mis favoritos); la famosa película de La sirenita (Disney) que está inspirada en la aún más famosa historia escrita por Hans Christian Andersen que concibió a su protagonista como una Ondina, es decir, una sirena que nace con la inmortalidad y sin alma, pero que puede obtener una (y la mortalidad) a través del matrimonio con un humano

(The siren – John William Waterhouse).

Sirenas en la mitología británica.

Como datos generales hay que decir que son consideradas presagios de mala suerte y podían moverse tanto por agua dulce como por agua salada, así que los escenarios que elegían para ahogar a sus víctimas eran muy variados.

En Gales hay dos sirenas muy famosas: Dahud, la princesa que cae al mar mientras su adre huye de una ciudad castigada por los dioses debido a sus múltiples pecados y que se convierte en una sirena que nada y nada entra las ruinas de Caer Ys; y Murgen, una sirena que fue capturada y bautizada en el norte de Gales, pero que decían que no era tal criatura porque hablaba y cosía, pero tampoco era humana porque podía vivir en el mar.

En Irlanda reciben el nombre de merrows y tienen un aspecto feroz, con dientes puntiagudos y membranas en sus manos, además de sus prendas mágicas que les permiten atravesar las corrientes y, por supuesto, la hostilidad hacia la raza humana.

En Escocia podemos encontrar dos versiones: la primera, donde la parte inferior de la sirena es la cola de un salmón y dicen que, si pescas una, tiene que concederte tres deseos (hay un cuento sobre esto); la segunda, conocidas también como selkies, mujeres que se transforman en foca cuando entran en el mar. Dicen que si un hombre quiere tener una selkie por esposa solo debe robar su piel y esconderla bien porque si la llega a encontrar volverá al mar para siempre.

(Sirens – Boutibonne).

Sirenas en la mitología asiática.

Siempre con características femeninas, pero un poco más lejos de lo que he mostrado hasta ahora, el imaginario asiático define a la sirena como una criatura con cabeza de mujer, pero cuyo cuerpo de pez empieza desde el cuello. Además, se le suele atribuir también una cresta roja. En Japón, son consideradas un mal presagio ya que su avistamiento anticipa tormentas e incluso tsunamis.

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