Seth o la bruja verde de «El mago de Oz».

Resulta y acontece que todas las buenas historias deben tener un malo, un antagonista o un villano y todas las familias una oveja negra y siendo la Gran Enéada fiel a su nombre pues no podía quedarse sin la suya propia. Qué poco realista sería, ¿verdad? Así que el asesinato de Osiris no se queda atrás, aunque en las entradas anteriores ya lo hemos mencionado nuestro villano se llama Seth y su carrera como deidad no empezó siéndolo, pero , por supuesto, llega un momento que lo cambia todo.

Se trata de uno de los dioses más antiguos de la Enéada y fue considerado un dios que ayudaba a los muertos. De hecho, no se consideró maligno hasta que sus seguidores y el culto de Horus entraron en la típica disputa sobre quién la tiene más grande («¡YANIRA!» *cofcofcof*). El caso es que pierden todas las batallitas y, con su influencia en decadencia, Seth es relegado al papel malvado, al envidioso, al que en un musical podría interpretar a Theodora, la Bruja Mala del Oeste, y es de esta forma que se establece en el antiguo Egipto la dualidad entre el bien y el mal pues aunque es derrotado una y otra vez su función no es caer y ser destruido, sino servir de instrumento a los otros dioses para justificar su bondad.

De hecho, antes de asesinar a Osiris, la realidad es que él estaba al frente de la embarcación solar y era él quien se encargaba de derrotar a Apopis todas las noches. Su fiereza y su destreza en combate sirvió durante muchísimo tiempo a los otros dioses. El caso es que al chaval, aquí todos son jovencillos menos Ra que es un dinosaurio, se le antoja poseer el imperio del dios del grano y de la vegetación que corresponde a Osiris. Por tanto, lo asesina. No contento con esto porque resulta que su hermano no se casó con una mujer florero, también persigue a Isis que se encuentra embarazada de Horus y que hace hasta lo imposible no solo por proteger a su hijo, sino por frustrar los ataques de Seth. De este mito poco más hay que decir pues hemos hablado largo y tendido en las entradas de Osiris, Isis y Horus.

Así que vamos a hablar de que, por ejemplo, hubo un mito donde se empeñó en robar la luz del dios sol ocasionando daños irreparables. Insatisfecho con lo que había obtenido trata de arrebatar también la luz lunar de Thot llenando el mundo de tormentas, tempestades, terremotos y eclipses. Aunque en ocasiones era capaz de conseguir ventaja sobre Ra y Thot, ambos conseguían finalmente vencerle.

Sin embargo, aunque los egipcios se esforzaban bastante para dejar claro el desprecio y antipatía que sentían por el dios, también es cierto que algunos personajes históricos, como el padre de Ramsés II, que llevaban nombres que derivaban del dios, respetaban su ferocidad y la aclamaban en combate.

La forma física de Seth fue la de un hombre con la cabeza de un animal que no queda del todo claro a qué especie pertenece, pero lo más probable es que fuera un animal del desierto extinto (en mi opinión es un oso hormiguero). Fue un dios rojo debido a que su dominio era el desierto rojo y solo los bueyes rojos eran sacrificados en su honor. Estaba casado con Nephthys. Sí, la misma Nephthys que ayuda a Isis a buscar los restos de Osiris, juntarlos e incluso lo apoya durante los juicios de los muertos. Y el hijo que tienen ambos es… Anubis quien también termina sirviendo durante los juicios a Osiris. ¿Qué decir? A este pobre desgraciado no lo quiere nadie.

En el Valle de los Reyes aparece en la tumba de Seti I realizando libaciones colocando la corona en la cabeza de Ramsés II y enseñando al joven Tutmosis III a utilizar el arco y las flechas. Su fama se extendió desde los oasis del desierto hasta la fértil tierra del Delta donde fue adorado en ocasiones.