Los Nazis llegaron a la Luna.

No, no es clickbait. El título puede llegar a engaño, pero te aseguro que cuando conozcas la historia entenderás el porqué. 

¿Qué relación tiene el científico nazi Wernher von Braun con la NASA y su viaje a la Luna?

Ahora te lo explico. Hagamos un poco de historia antes:  

El 1 de septiembre de 1939, Alemania, liderada por Adolf Hitler, invade Polonia de forma relámpago​. Esto provocó la declaración de guerra de Reino Unido y Francia al país germano  dos días después. La Segunda Guerra Mundial daba comienzo.

El nacionalsocialismo comúnmente acortado a nazismo, fue la ideología de extrema derecha​ del régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler. El líder alemán quería formar el «Reich de los mil años» y para ello necesitaba de la propaganda adecuada (Joseph Goebbels), la reestructuración del país de la mano de su arquitecto favorito (Albert Speer) y de un joven científico apasionado de la aeronáutica, Wernher von Braun. El joven de clase aristocrática, se graduó en 1932 en ingeniería mecánica en el Instituto Politécnico de Berlín, y dos años más tarde obtuvo su doctorado en Física por la Universidad de Berlín.

Quédate con este nombre por que es muy importante.

Los inicios de los cohetes y la aeronáutica.

Los experimentos con cohetes de combustible líquido comenzaron en Alemania en los años 1920, promovidos por la sociedad para vuelos espaciales «Verein für Raumschiffahrt» (o «VFR»), entre cuyos miembros se hallaba el joven Wernher von Braun (1912-1977).

Posteriormente, en 1934, estos trabajos, originalmente civiles, se transforman en actividad oficial financiada y controlada por la Wehrmacht bajo la dirección del capitán, luego general, Walter Dornberger, otorgándoseles unas instalaciones de investigación en Kummersdorf, Brandeburgo.

Walter Dornberger, Friedrich Olbricht, Wilhelm von Leeb y Von Braun (centro foto) en Peenemünde en 1941.

En 1937 el equipo se trasladó a Peenemünde, en la costa báltica, con Dornberger como jefe y Von Braun como director técnico. Estos científicos buscaban incrementar la eficacia de los cohetes y convertirlos en armas viables. Con este objeto se realizaron una serie de vehículos de prueba propulsados por alcohol y oxígeno líquido, entre los que se incluyen el «Aggregat Eins» o llamados A1, el A2 y el A3.

Von Braun se enamoró de las posibilidades de la exploración espacial a través de las novelas de Julio Verne y H. G. Wells, y también a través de trabajos científicos de Hermann Oberth.

De la Tierra a la Luna – Julio Verne – Reseña – El Rincón de Edmundo Dantés

Los cohetes A1 y siguientes fueron fallidos. El mimísimo Hitler fue a ver una demostración, pero no quedó impresionado. El Führer era más de tanques y soldados, los cohetes le parecía algo extravagante (el mismo que quería encontrar el Arca de la Alianza, jajaja). Pero Von Braun insistió y unos años después logró convencerlo. Alemania tenía la tecnología para construir cohetes que podían volar kilómetros y a velocidades más altas que la del sonido.

La primera vez que se empleó un misil V2 con objetivos militares fue a partir del 8 de septiembre de 1944, las fuerzas alemanas lanzaron V2 contra las ciudades de los Aliados, especialmente Amberes (Bélgica) y Londres (Reino Unido). La ventaja principal de los V2 era que impactaban sin dar señales de alarma (al volar a velocidad supersónica, alcanzaban su objetivo antes de oírse el ruido de su aproximación), por lo que no había un mecanismo de defensa efectivo.

Gracias (y por desgracia) de Von Braun, miles de civiles inocentes murieron en los bombardeos en las ciudades del bando aliado.

Fin de la guerra y la operación Paperclip.

El 30 de abril de 1945 Hitler se suicida. Días después,  Alemania firma en Reims, el 7 de mayo, la rendición incondicional en el cuartel general del general estadounidense Dwight D. Eisenhower, comandante de las fuerzas aliadas en el noroeste de Europa. La rendición entra en vigor el 8 de mayo a las 11:01 p.m., hora central europea (CET).

La operación Paperclip, se refiere al nombre en clave de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos para extraer de Alemania científicos nazis especializados en las llamadas Armas Maravillosas del Tercer Reich, como cohetes, armas químicas y experimentación médica tras la caída del régimen. 

Limpiamos expediente y aquí no ha pasado nada.

Von Braun y sus colaboradores fueron instados a cooperar con la fuerza aérea estadounidense, y a cambio, se les eximiría de culpa por su pasado nazi; esto incluía las muertes ocasionadas por el uso de sus proyectos aéreos por los nazis y por utilizar obreros esclavos.

Von Braun obtuvo la nacionalidad de los Estados Unidos el 14 de abril de 1955. Se había casado el 1 de marzo de 1947 con Maria von Quirstorp, con quien tuvo dos hijas, Iris y Magrit, y un hijo, Peter. En los cinco años siguientes, Von Braun y su equipo fueron instalados en Fort Bliss (Texas), donde trabajó para el ejército de los Estados Unidos en el desarrollo de misiles balísticos que lanzaban en el terreno de pruebas en White Sands (Nuevo México).

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La NASA y Von Braun.

El cohete V2 fue el precursor de los cohetes espaciales utilizados por Estados Unidos y la Unión Soviética. En 1950, el equipo de Von Braun se mudó al arsenal de Redstone, cerca de Huntsville (Alabama), donde construyeron para el ejército el misil balístico Júpiter y los cohetes Redstone usados por la NASA para los primeros lanzamientos del programa Mercury. En 1960, su centro para el desarrollo de cohetes fue transferido del ejército a la NASA y allí se les encomendó la construcción de los gigantescos cohetes Saturno, siendo el más grande de ellos el que puso al hombre en la Luna.

Tras todo ello, y con un pasado borrado y oculto por parte del gobierno de los EE.UU, Von Braun se convirtió en el director del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA y el principal diseñador del Saturno V,​ que durante los años de 1969 y 1972 llevarían a los estadounidenses a la Luna.

Resumiendo, la maquinaria de guerra, otra vez, sirve para conseguir otros objetivos importantes para el desarrollo tecnológico del planeta. Gracias a los cohetes espaciales y su diseño, hemos puesto al hombre en la Luna, hemos lanzado satélites para poder ver la televisión y posicionarnos mediante GPS. Todo ello, encubierto por el ocultismo del gobierno Norteamericano, la NASA y los medios de comunicación.

¿Vale la pena la muerte de civiles para poder evolucionar tecnológicamente?

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