La magia que perdura hasta nuestros días: Hécate y sus tres caras.

(Hécate – Maxmilián Pirner).

La magia, la hechicería o la brujería, según como quieras llamarla, ha recorrido un largo camino hasta llegar a nuestros días, ¿pero dónde empieza? Hemos dicho anteriormente que todo tiene un principio y esta práctica no iba a ser menos.

Ἑκάτη

(Estatua romana de Hécate triple copia de un original griego).

Sus padres son los titanes Perses y Asteria, hizo cositas guarras con Urano para tener al dios Jano y se casó con su tío Eetes y, de esa unión, nacen las famosas hechiceras de la mitología griega Circe y Medea. Aunque hay quienes dicen que solo es relacionada con estos tres personajes sin que haya parentesco de por medio.

En la Gigantomaquia combate a favor de los dioses y Zeus, en agradecimiento, la hizo poderosa en el cielo, la tierra y el mar. Esta primera espiral de tres puntas marca el comienzo de lo que será todo el principio mágico a su alrededor. A pesar de todo, los Infiernos son el único territorio que se encuentra fuera de sus dominios, lo que no deja de ser curioso ya que es el lugar más estrechamente relacionado con ella en la tradición posterior.

Tiene su origen en Caria, pero en el s VII a.C., pero se introduce pronto en la Grecia más antigua donde fue considerada una diosa benigna que otorgaba favores materiales (riqueza, éxito en los juegos, habilidades en la equitación, victoria en la guerra, buen consejo) y concedía dones inmateriales, favoreciendo siempre a las mujeres que llevaban como ella antorchas en la boda: las cuidaba durante los partos y alimentaba a sus hijos. Se ganó, durante mucho tiempo, un altar en cada hogar de Atenas, protegiéndolos de los espíritus.

En algún punto de su historia, su aspecto más siniestro, a la vez infernal y lunar, comienza a ver la luz, paradójicamente. Sabemos de ella que posee las llaves del Inframundo, donde habita, y que es común verla sosteniendo dos antorchas. Relacionada también con el culto a las almas de los muertos se encontraba cómoda en los ritos funerarios y en las tumbas. Tenía un séquito de espíritus (que murieron de forma prematura o muy violenta, también quienes no fueron enterrados adecuadamente) que enviaba a los cruces de caminos (Enodios) o que lideraba ella misma, encontrarte con uno de ellos podría suponer la locura o la epilepsia, según estuviesen de humor esa noche.

(Hecate, Procession to a Witches‘ Sabbath – Jusepe de Ribera).

Inventó la hechicería y la magia y fue experta en venenos, gusto que heredaron Circe y Medea. Como patrona de magos y hechiceros se les aparecía en forma animal (perra, loba) o seguida de una jauría aullante. Para apaciguarla o solicitar sus favores era común dejar ofrendas de alimentos (huevos, queso, pasteles) o residuos de sacrificios en los cruces de camino para invocarla como Triple Hécate en sortilegios contra la locura.

Sus apariciones en los mitos son escasas, pero vamos a mencionarlas brevemente:

  • fue la única, junto con Helio, que oyó el grito de Perséfone cuando Hades la raptó. De hecho, aunque tardé muchísimo en reconocerla, aparece en el DLH de Pascu y Rodri sobre Deméter.
  • Hermes intentó raptarla, pero ella empezó a gritar con furia y el dios tuvo que abandonar la idea.
  • la bruja Medea la invoca como su señora y ayudante en la tragedia de Eurípides:

Noche, a los arcanos fidelísima, y los que áureos sucedéis, con la luna, a los diurnos, astros, y tú tricéfala Hécate, que cómplice de nuestras promesas y favores vienes, y cantos y artes de los magos, y la que a los magos, Tierra, de potentes hierbas equipas, y auras y vientos y montes y caudales y lagos y dioses de todos los bosques, y dioses de toda la noche, asistid.

  • en el Idilio II de Teócrito se muestra a una joven pidiendo ayuda para un embrujo de amor:

Brilla en tu esplendor para mí, luna, porque a ti levanto mi canto, diosa silenciosa, y a Hécate infernal, que hace que los mismos perros tiemblen ante ella cuando pasa junto a las tumbas de los muertos y la oscura sangre.

Te saludo, terrible Hécate, y acompáñame hasta el final, para que estas drogas que he elaborado no sean inferiores ni a las de Circe, ni a Medea, ni a las de Perímede, de cabellos rubios.

(The Night of Enitharmon’s – Joy William Blake).

Se relaciona con Selene/Artemisa por su relación con la luna, pero difieren en varios aspectos porque, como hemos dicho antes, su mito se movió hacia lo extraño y las sombras, reina de espíritus errantes y, sobre todo, de la magia negra. Por tanto, podríamos afirmar que Hécate es la contra parte.

¿Cómo llega esta diosa tan antigua y que ha sufrido una transformación tan peculiar hasta nuestra época? ¿Cómo sobrevive al paso de los siglos hasta ser conocida en el siglo XXI? La respuesta es bastante más sencilla de lo que parece: por la supervivencia a una terrible persecución y por la necesidad de revolución en un mundo que siempre ha sido dirigido por hombres y donde las mujeres hemos luchado desesperadamente, con uñas y dientes, para hacernos un hueco.

«Por tanto, como la mayor parte de las grandes y terribles historias de la humanidad, la de la brujería se ha formado por el miedo al otro: el paso de una cultura politeísta a un monoteísmo impuesto a la fuerza y el continuo deseo del poder por aplastar la libertad individual. Si juntamos la tiranía religiosa, la misoginia violenta, la misantropía pasiva y el poder represor del patriarcado en nuestro caldero obtenemos una pócima de curiosidad innata por lo mágico, lo sobrenatural, la única herramienta que las mujeres de la antigüedad tenían para intentar luchar contra todo esto» – Brujería, la biblioteca de esoterismo.

(Hecate Crowned – Karina Kulyk).

Como arquetipo que perdura, el de la bruja evoluciona a partir del culto matriarcal, de los rituales de antiguas culturas de la diosa (Hécate) y de los legados míticos de civilizaciones que a día de hoy hemos olvidado.

No voy a entrar en detalles acerca de las terribles torturas y persecuciones que sufrieron las mujeres a causa de la Inquisición a partir de 1484 por culpa del papa Inocencio VIII, pero, antes de introducir la figura de la Hécate actual, me gustaría que tuviéramos en cuenta estas bonitas palabras del Antiguo Testamento:

No dejes con vida a ninguna hechicera.

Los hombres, aunque hubo un mínimo porcentaje que también conoció la hoguera, en su mayoría eran considerados intelectuales e investigadores. Las brujas, las siervas de Satanás, las malignas… éramos las mujeres.

Lo importante, supongo, es que la imagen de la bruja sobrevive hasta llegar a finales del siglo XIX como emblema de injusticia y no se ha perdido hasta nuestros días.

(Die Hexe – Gustav Klimt).

La práctica pagana que se relaciona más profundamente con la figura de Hécate ha sido denominada Wicca a lo largo de los siglos. Nace de la necesidad de reforzar nuestro vínculo con la naturaleza y así toda una comunidad recupera el esoterismo para exhibir su práctica sin tapujos, sin más miedo a la persecución. Defiende que el mayor poder de cada persona reside en el conocimiento, en la capacidad para razonar y en la potencia de nuestro instinto: duda, hazte preguntas, reflexiona y siente. Desarrolla tanto tu inteligencia intelectual como emocional porque serán tus mejores aliadas tanto en el camino espiritual como en la vida en general. No hay que dudar en poner las cosas en tela de juicio y no debemos temer la necesidad de rebelarnos.

Hécate, con sus tres caras, sus tres fases, es la Triple Diosa que reina en varios altares de brujería y que es representada como la Doncella, la Madre y la Anciana. Los tres estadios de sabiduría que podemos alcanzar según el tiempo y las experiencias que nos obligan a madurar relacionadas, por supuesto, con las fases lunares. Por mucho que su representación o atributos puedan cambiar o variar según el año o el autor, el arte o la literatura, su elemento más característico está siempre presente: la Luna.

Dos símbolos principales:

  • Rueda de Hécate. Representa, por una parte, los tres elementos sobre los que reina gracias a Zeus (tierra, mar y cielo) y, por otra parte, el poder de la serpiente para renacer, el laberinto de conocimiento a través del que Hécate guía a la humanidad. Pero, en ambos casos, en el centro se encuentra la llama de la propia vida, el Strophalos.

(Pieza artesanal de plata, hecha a mano por @/MedusaDollMaker)

  • La Triple Diosa. Representación neopagana del poder femenino en todo su esplendor en el sistema teológico duoteoista de la Wicca. Su contraparte, es el dios astado.

(Subida por ronniebrock615 a la web freepng).

Las creencias son tan extensas y numerosas como las teorías, si bien es cierto que hay personas que conciben en su práctica esta simbología de forma separada e individualista, para mí están estrechamente ligadas ya que no puedo concebir el poder o la representación de la Luna sin la figura de Hécate en su sombra, pero si hay algo que me gusta de la wicca o de casi cualquier culto pagano es la libertad de interpretación y práctica.

Cree, siente y haz solo aquello con lo que te sientas cómoda y en sintonía, siempre que la vida te lo permita, claro. Pero, incluso cuando no sea posible, trata de mantenerte fiel a tus principios. Es lo que marcará la base de la persona, espiritual o no, que fuiste, eres y serás.

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