¿Pueden los dioses cambiar el destino? Dioses, revelación, traspaso, burla y la libertad de elección.

(A Golden Thread – Strudwick).

Los humanos no pueden modificar su destino, aparentemente, ¿pero y los dioses? ¿Y sus descendientes? Con todos los grandes mitos que conocemos ¿cómo es posible que nadie en todo el imaginario griego, sea capaz de librarse de las ataduras del hilo de las Moiras? Les haría un spoiler, pero, aunque es probable que ya se lo huelan porque mis lectores son listos, voy a ser buena e iremos paso a paso.

(El sueño y la muerte llevándose a Sarpedón de Licia – Johann Heinrich).

Zeus contra el destino.

Tenía el rey de los dioses un hijo, que necesita especificación porque la lista es larga, llamado Sarpedón (tiene nombre de Pokémon *cofcofSHARPEDOcofcof*) al que permite vivir durante tres generaciones. Es rey de Licea y tiene todo su protagonismo durante el Canto V de la Ilíada ya que da muerte a Tlepólemo, hijo de Heracles, a donde acude junto a Glauco. Se presenta, por supuesto, como el ideal del guerrero. ¿Y qué pasa con los guerreros ideales en la mitología griega? Ajá: muerte, muerte y más muerte. Y como en este blog nos gusta homero, si seguimos siendo fieles a su versión, a no ser que a la autora le guste más otra, porque así soy: Sarpedón muere a manos de Patroclo cuando este se lanzó con la armadura de Aquiles a la batalla y empezó a llevarse todo por delante. Sin embargo, el chaval era perfectamente consciente de su destino y de lo que se esperaba de él:

«(…) mas ahora, sin embargo, pues las diosas funestas de la muerte penden sobre nosotros a millares, a las que no es posible que un mortal consiga escapar o esquivar, vayamos, a ver si otorgamos gloria a alguien o bien alguien nos la otorga».

En el heroísmo homérico no destaca la valentía en batalla, sino más bien la actitud ante la muerte porque hay situaciones que escapan al control humano, que no se pueden cambiar ya que se encuentran bajo el hado del destino. Aceptarlas, soportarlas y seguir es la única opción. En eso, Sarpedón destaca. Sin embargo, Zeus no estaba contento con el desenlace e intentó por todos los medios evitarlo, incluso salió al encuentro de Patroclo, pero Hera lo detiene con consejos y buenas palabras que el Cronida no desoye. Y, al final, se rinde a los límites que el mismo destino impone incluso a él. En compensación, las exequias de su hijo son dignas.

(Un niño enfermo traído al templo de Asclepio – William Whaterhouse).

Asclepio y la resurrección de los muertos.

Era un médico conocido por su bondad y su encanto… y sí, digno hijo del dios Apolo con la ninfa Coronis. La historia de esta mujer es un poco trágica ya que el dios se encapricha, la toma para sí, pero ella ya estaba prometida y cuando se marcha a Delfos, aunque deja un cuervo blanco a su cargo, su padre la obliga a casarse con su primo, por lo que Apolo se enfurece cuando se entera: vuelve negras las plumas del cuervo por haberle informado tarde y asesina a Coronis con una flecha. Ya estaba embarazada, así que recupera a su hijo aún vivo de su vientre y lo entrega a Quirón para que lo eduque en la caza y en la medicina. ¿Es un súper resumen? Sí, ¿para qué voy a contar más si siempre es lo mismo? También.

Estudió durante años las propiedades de las plantas y hierbas y se hizo experto en el arte de la cirugía hasta tal punto que no le resultó difícil superar a su maestro. Con semejante despliegue de habilidades no es de extrañar que los Argonautas lo llevaran consigo durante la expedición.

Acerca del ansiado poder de resucitar a los muertos hay dos versiones y a mí me gusta más la segunda, pero en este blog hay que dar siempre más de una opción:

  • se repartió con Atenea la sangre de la Gorgona que fue separada en dos diales diferentes siendo una veneno y la otra curativa.
  • estando con su best friend forever and ever Glauco, imagino que este ya estaba muerto para entonces, se acercó una serpiente que se anudó en su caduceo y que Asclepio mató, después vino otra serpiente con unas hierbas en la boca que le dio a la serpiente muerta y esta resucitó. El médico no se quedó de brazos cruzados e hizo lo mismo con Glauco y lo devolvió a la vida. En ese momento, el caduceo con las dos serpientes se convierte en su símbolo y, actualmente, podemos encontrarlo en libros de medicina.

¿Qué pasa? Que Glauco no es el único que resucita y, como era de esperar, tanto las Moiras como Hades se quejan porque los muertos deben quedarse muertos o el ciclo de la vida se rompe, se estropea, se desmorona el equilibrio del mundo. Sin embargo, a pesar de su gran importancia en el mito, lo cierto es que no sabemos cómo muere, pero sí que Zeus lo eleva a la categoría de dios y se convierte en la constelación de Serpentario/Ofiuco.

(Meleagro y Atalanta – Jacques Jordaens).

El traspaso del destino: Meleagro y el tizón ardiente.

Es hijo de los reyes de Calidón, Eneas y Altea, y su mito está ligado al de la cacería de un gran jabalí que asolaba los campos, pero quizás nos estamos adelantando demasiado, ya que este es uno de los destinos conocidos desde el momento en el que el recién nacido rompe en su primer llanto y las Moiras le dicen a Altea que la suerte de su hijo estaba ligada al tizón que ardía en el hogar. ¿Por qué? Porque claramente en este conjunto de mitos hacía falta alguien fácil de asesinar. Altea, alterada como su rima, se apresura a sacar el tizón del fuego y a guardarlo con cuidado en un cofre que se encarga de ocultar.

Cuando crece, Artemisa envía un jabalí ante la ofensa del rey Eneas por no hacer una ofrenda en agradecimiento por las cosechas, así que nuestro chiquillo organiza una partida de caza en la que participan célebres guerreros (Cástor y Pólux, los Dioscuros, Teseo y Píritoo antes de liarla parda en el Inframundo, Ificles) y también Atalanta, cazadora arcadia. ¿Qué les pareció a los hombres la presencia de una mujer en semejante empresa? ¿De verdad hace falta responder a esa pregunta? Pero poco pudieron hacer contra el enamoramiento de Meleagro quien pensaba convertirla en su concubina/amante porque ya estaba casado con Alcíone.

Atalanta consiguió herir al jabalí primero, por lo que al final, Meleagro decide que ella debe recibir la mejor parte de la pieza. A esta decisión se oponen los Testíadas (tíos del prota) pues ellos tenían más derecho, el caso es que el amor nos vuelve estúpidos y Meleagro los mata a todos provocando de esta forma la ira de su madre que coge el tizón… y lo echa al fuego. De esta forma, Meleagro es asesinado por su madre.

(Hercules Wrestling with Death for the Body of Alcestis – Frederic Lord).

Alcestis o cómo burlar al destino.

Alcestis pasa a la historia como arquetipo de virtud femenina por la magnitud de su sacrificio. O eso nos cuenta Homero. También nos dice que fue una bellísima joven, hija de los reyes de Yolco y esposa de Admeto quien participó en la expedición de los Argonautas y en la caza del jabalí de Calidón, en estos dos fregados estuvo metido todo el mundo como podemos comprobar.

Resulta que un día Zeus se cabrea con Apolo, por matar a los cíclopes que tenían encerrado a Ares en una tinaja por haber provocado la muerte de Adonis, y lo castiga siendo el sirviente de Admeto. ¿Qué pasa? Que hacen buenas migas porque sí, me pintas a Admeto como un amor, pero un amor en la cama del dios, ¿no? Pues eso. Admeto se enamora de Alcestis y Apolo, en consideración con su amante, lo ayuda a conseguir la mano de la princesa que no fue precisamente tarea fácil.

Resulta que olvidan hacer un sacrificio a Artemisa durante los esponsales por lo que la diosa, enfadada, llena la habitación de los recién casados de serpientes que muerden a Admeto y provocan su muerte tal y como las Moiras habían predicho, en plena juventud, pero Apolo las emborrachó lo suficiente como para lograr hacerlo inmortal siempre y cuando cumpliera una condición:

«Siendo yo piadoso (¡qué!) a un hombre piadoso encontré, el hijo de Feres, al cual libré de morir tras engañar a las Moiras. Las diosas me concedieron que Admeto escapase por el momento del Hades, si él entregaba, a cambio, otro muerto a las deidades infernales».

Sin embargo, solo Alcetis se ofreció, por amor, a morir en lugar de su marido. Aunque esto parece una tragedia la realidad es que hay un final feliz, por una vez, ya que cuando el alma de la princesa llega al Hades, Perséfone no sabe qué hacer con ella y le pregunta a los jueces quienes determinan que la muerte había sido injusta por lo que la reina del Inframundo, admirada ante su sacrificio, la devuelve a la luz.

(Achilles with Hector’s Body – Jose Schnitz y Calvet).

Aquiles y «la libertad de elección».

Necesito comillas más grandes.

Ya hablamos de forma extensa sobre este héroe aquí, aquí yyyyy aquí, pero esta vez vamos a ahondar un poco en la profecía que se hizo en el momento de su nacimiento y el porqué se supone que tuvo elección.

Tenía tan solo 9 años cuando Calcas, un adivino de Micenas, predijo a los reyes que la orgullosa Troya no caería sin la ayuda de su hijo. Sin embargo, ir a la guerra supondría su muerte, pero a cambio ganaría la gloria eterna. Aquello que todos los héroes persiguen y que Aquiles tuvo en su mano desde tan corta edad. Si por el contrario, decía no acudir a la guerra, es cierto que gozaría de una pacífica vida hasta morir de viejo, pero absolutamente nadie lo recordaría.

Y hay algo que debemos saber sobre Aquiles: su temor a ser olvidado era muy grande y lo más probable es que se pregunten por qué.

La diosa Tetis no estaba contenta con la predicción que se hizo de su hijo y eso implicó que, sin dar explicaciones a nadie, lo mandara desde muy joven y disfrazado de mujer virgen a la corte del rey Licomedes para que se ocultara. Con esta acción ella solo consiguió dos cosas: 1) establecer el trauma de abandono en la mente de Aquiles y 2) la negación de su propia identidad al verse obligado a ser algo que él no sentía y que causó un retraso considerable en su maduración cognitiva que desencadena en (habemus consecuencias) cuando Odiseo llegó a la corte del rey y lo descubrió a Aquiles le faltaron segundos para quitarse sus ropajes e irse con el soberano de Ítaca a la guerra de Troya donde, airado por una ofensa, se retira del combate.

Aquiles recibió una educación sublime que más quisieran muchos hoy en día. No solo instruyó su fuerza física, sino también su desarrollo intelectual y su conexión con la naturaleza. Imaginen pues, lo que supuso, verse arrancado de todo esto y obligado a pasar desapercibido. Y, además, para colmo de males, está el dilema sobre su destino, las dos fuerzas que luchan dentro de sí mismo.

Entonces, ¿tuvo realmente una elección cuando la libertad de elegir aparece condicionada de esta manera? O elige la muerte que se espera de él para preservar su honor, lo más importante para un héroe griego, o se retira al campo a vivir hasta viejo pudriéndose en el más absoluto olvido. Creo que la respuesta está bastante clara. Al final, gana el paradigma del guerrero para el que ha sido educado y obtiene el recuerdo infinito pues será representado por artistas de todos los tiempos, elevado a la categoría de mito, venerado y adorado como un dios.

Un comentario en “¿Pueden los dioses cambiar el destino? Dioses, revelación, traspaso, burla y la libertad de elección.”

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