Cuando la ficción supera a la ciencia

Como las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira son el ejemplo del comienzo de la expresión artística del hombre prehistórico, Metrópolis de Fritz Lang, lo es para el cine de ciencia ficción.

En todo inicio de un arte siempre hay altibajos, el sistema de prueba – error es la forma de pulir cualquier técnica, pero nos encontramos ante un inicio del género de la ciencia ficción atípico, Fritz Lang y su mujer The Von Harbou crean una historia tan profunda que es digna de estudio.

Cuando comienzas cualquier curso de guion, producción o historia de la cinematografía la referencia principal es este film. Rodado en la Alemania de 1927 durante la época dorada del cine expresionista, Metrópolis nos cuenta la historia de una sociedad que ha sido dividida en dos claros grupos; los pensadores, que viven en la superficie, y los trabajadores que viven sometidos bajo tierra. Lang nos muestra un mundo de trabajadores “alienados” que se esfuerzan sin descanso en las entrañas de la tierra para mover unas máquinas de las que no se sabe muy bien su utilidad. Nos ofrece unos planos poderosos con coreografías de obreros entrando en la fábrica sometidos al mismo paso, escaleras y ascensores infinitos, encuadres duros y cerrados. La maquinaria no debe parar nunca

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Entonces es cuando aparece en escena el hijo del líder que de forma casual visita las minas y observa el nivel de explotación que están sufriendo los trabajadores.

La revolución está a punto de estallar. El hijo, llamado Freder, intercambia su vida por la de un obrero llamado nº 11811 (curiosamente una multinacional tiene este mismo número como servicio de atención al cliente) y se instala en las catacumbas. Allí conoce a María y cae enamorado. Ella es una profeta que lucha por los derechos de los trabajadores y quiere iniciar una revolución pacífica con la ayuda de un mediador. El líder al enterarse de semejante traición recurre al científico Rotwag que tiene entre manos un proyecto malvado, convertir el hombre en máquina.

Es aquí donde el Lang da un cambio radical al género y nos mete de lleno en la ciencia ficción. Pasamos de grandiosos decorados de rascacielos, luces de neón y multi carriles para el denso tráfico (idea que obtuvo tras su visita a Nueva York) y nos traslada al mundo de la ciencia más vanguardista. El científico Rotwag trata por todos los medios resucitar a su hija muerta llamada HEL y fabrica el primer híbrido de robot-humano. Más tarde este híbrido sustituirá a María generando la confusión entre los trabajadores que lucharán hasta la muerte.

Fritz Lang madura el género uniéndolo con una historia poderosa llena de personajes que luchan por las injusticias y romper las ataduras de un sistema opresor. Es un gran salto para el cine que solo mostraba historias de fantasía, leyendas y terror. Analizando con calma a nivel estructural de guion, Metrópolis se adapta obviamente al género de ciencia ficción pero se puede encasillar perfectamente en el thriller. De hecho hay elementos secundarios en la trama que hace que este thriller sea considerado de “conspiración”

El antagonista obtiene su poder de una institución – El líder controla mediante la división de clases a los trabajadores oprimidos.

El protagonista es inocente en lo que a la naturaleza de la conspiración se refiere y es él/ella quien descubre la conspiración – Freder encuentra las catacumbas.

El protagonista tiene habilidades para destapar la conspiración – Freder acude a su padre en busca de explicaciones y se sustituye por el obrero.

El interrogante principal es ¿Quién está detrás? / El antagonista definitivo no se desvela hasta el tercer acto – Aquí Fritz Lang adelanta los acontecimientos desde el inicio y poco importa porque hay suficientes personajes y subtramas en desarrollo para eclipsar la primera y compensar el largo metraje.

Las víctimas son numerosas y son resultado directo de la conspiración – Los trabajadores mueren constantemente durante su jornada de trabajo siendo sustituidos por otros

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(según el manual de escritura de guiones de Phillip Parker)

Por todo esto y más, Metrópolis es una película de culto y que forma parte de la memoria de los cineastas prestigiosos, son muchos los directores que de forma inconsciente o directa hacen homenaje a este film tan extenso de analizar.

Pasaron las décadas y como siempre el género decayó en una espiral de mofa absurda, extraterrestres invasores, monstruos gigantes y robots aniquiladores de la raza humana. Hasta que en 1968 se estrenó la película de Stanley Kubrick 2001: Odisea en el espacio, fue entonces cuando el género de ciencia ficción y la narración de las películas dieron un salto de calidad. Considerada la mejor película de ciencia ficción por la AFI(American Film Institute) y siempre en el top10 de las mejores de la historia del cine, el escritor Arthur C.Clarke junto con Kubrick iniciaron la escritura de un guion muy particular basado en un relato corto del mismo escritor. Para quien no la haya visto todavía, es una de esas películas que nunca olvidas, se te queda impregnada en la materia gris del cerebro y te acompañan los maravillosos planos y escasos diálogos al son del vals del Danubio Azul de Johann Strauss.

2001:Odisea comienza con un fundido en negro de casi tres minutos y sin diálogos hasta pasada la media hora de metraje, donde vemos monos, tapires y un monolito negro. Todo muy confuso y ambiguo, así era el maestro Kubrick, y tras el mejor encadenado y elipsis temporal del cine nos adentra en el futuro. “Enterrado en la Luna se descubre la presencia de un monolito negro capaz de estimular la vida inteligente en el planeta. Una vez desenterrado envía una señal de radio hacia Júpiter. La nave Discovery pilotada por los doctores Bowman y Poole se dirigen a descubrir el origen de la extraña señal, pero no están solos en la nave, un súper ordenador llamado HAL9000 les acompaña.”

Tras leer esta breve sinopsis ya todo te da vueltas, nada había sido planteado de tal modo en el cine, visionar 2001:Odisea es un reto constante de reflexión y absorción de imágenes tan poderosas como la casi ausencia de texto entre los protagonistas. El silencio forma parte de la historia como lo es el escenario.

Como si fuera poco las incertidumbres que nos plantea el guion a través de varios planos del misterioso monolito negro, Kubrick juega con nuestra mente con una espectacular puesta en escena. Una cuidada construcción de escenarios realistas y atrezo le dan un nivel de verosimilitud a la historia nunca antes visto. Es conocida la vena perfeccionista de Kubrick en todos sus proyectos pero en 2001:Odisea se preparó con casi 3 años de pre-producción diseñando los trajes de los astronautas, la nave, el escenario espacial, aspectos del guion y sobre todo el papel del súper ordenador de abordo. El director se rodeó de los mejores científicos del momentos(Carl Sagan entre otros) pidiéndoles consejos para narrar la historia de la forma más real y científica. El nivel visual tanto en encuadres de planos, colores e iluminación del film es perfecto, no hay nada que se pueda reprochar (hay que recordar que está rodada en 1968, en los comienzos de la época pre-computacional)

A mitad del film se muestra el verdadero antagonista de la historia que no es otro que el mismo ordenador de abordo, HAL9000. Es conocida la anécdota de la elección del nombre del ordenador que dice que Kubrick pidió asistencia técnica a la empresa IBM y éstos se negaron que mostrara un ordenador de su marca que “fallara”, Kubrick en su cabreo decidió utilizar las letras del alfabeto un puesto anterior y nombrar al ordenador HAL pero esta anécdota fue desmentida por el mismo Kubrick y Arthur C.Clarke que insisten que proviene del acrónimo de Heuristically Algorithmic.

Yo quiero pensar que Kubrick como gran cineasta se inspiró en el nombre de la villana mujer-robot de Metrópolis llamada HEL y decidió cambiar una letra.

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En el 3ºacto resolutivo de 2001:Odisea el astronauta Bowman logra derrotar al ordenador desconectándolo y otra vez Kubrick ejecuta esta escena con la maestría de un genio otorgándole una sensibilidad impropia a un ordenador y generando unos sentimientos contradictorios en el espectador. A partir de aquí el film se dota de un misticismo y entra profundamente en la metafísica. El viaje de Bowman por el tiempo-espacio en la diminuta cápsula está llena de metáforas e imágenes surrealistas propias de un mal viaje con LSD creando una confusión hasta llegar a una de las escenas más discutidas del cine. La habitación.

2001: Odisea en el espacio termina llena de cuestiones sin revolver ¿Quiénes somos?¿A dónde vamos?¿De dónde venimos? Preguntas muy serias que ninguna película del género había planteado de forma tan poética y trascendental. El film inspiró en su momento a miles de personas a seguir carreras científicas como la astronomía y la tecnología de la informática. Los efectos especiales tan pioneros fueron modelos a seguir para las siguientes películas y novelas del género de la ciencia ficción. Es por eso que en palabras de Arthur C.Clarke “ Si entiendes 2001 completamente, es que hemos fracasado. Queríamos plantear muchas más preguntas de las que respondimos”

Personalmente disfruto cada vez que la veo, pero me siguen asaltando las mismas dudas que el primer visionado, entonces es que algo han hecho bien.

Entre medias se realizaron numerosas películas de ciencia ficción de muy alta calidad enriqueciendo el género (Star Wars, Alien, MadMax, Solaris, Almas de metal) todas ellas crearon increíbles personajes y su propio universo pero sin duda Blade Runner fue el film determinante en lo referente a una nueva estética y corriente artística.

Ridley Scott que tras su éxito de Alien el 8º pasajero, continuó en el género de ciencia ficción pero esta vez quiso eliminar el terror de la ecuación (terror espacial con el que se acuñó Alien). Obtuvo los derechos de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K.Dick y realizó una obra artística con un cruce de géneros asombroso.

Con un guion previo de Hampton Fancher y reescrito por David Peoples (previo cabreo del primero por los numerosos cambios en la historia) se llevó a la gran pantalla la adaptación de la novela. Hay que destacar que gran parte del éxito del guion es de David Peoples que introdujo el ya conocido referente cinéfilo de Replicante que en la novela no existe, se les llama androides o droides, y le dio a la cinta un aire de cine negro muy característico que se mantendría durante todo el metraje. No cabe duda los homenajes que hay en la cinta a otras películas ya citadas antes como Metrópolis, 2001Odisea en el espacio o incluso Solaris. Grandes ciudades de rascacielos iluminadas por luces de neón, un conglomerado de civilizaciones y numerosas referencias visuales a elementos de la cultura oriental como los origamis, hacen que se cree un entramado complejo entre la estética y la historia. Como Kubrick, Ridley Scott es también muy perfeccionista en sus rodajes y suelen contar con numerosas horas de grabación, miles de tomas y derroche de dinero en montaje de escenarios y estética. Gracias a ello Blade Runner consiguió unir dos géneros que parecían divergentes: Cine negro y Ciencia ficción. Harrison Ford creó una vez más un personaje icónico del cine, una mezcla de Humprey Bogart en el “El sueño eterno” y el misterioso detective Rick Deckard.

Destacar también la atmósfera creada con la escenografía y efectos especiales, los cuales recibieron nominaciones a premios Oscars de la academia, y la futurista banda sonora a cargo de Vangelis. Todo el conjunto hace de Blade Runner de una obra única e irrepetible la cual fue el pistoletazo de salida para la estética cyber punk en el cine.

Como toda obra de arte que se precie, durante su proceso siempre hay momentos críticos y Blade Runner no iba a ser menos. Empezando por el director y su pretensión de querer traerse parte de su equipo técnico desde el Reino Unido, cosa que según sindicatos de EE.UU era imposible y su control de la cámara como operador (otro imposible ya que hay un puesto específico para eso en el sindicato norteamericano) Esto creó conflictos en el set de rodaje llegando incluso a que parte del equipo técnico le hicieran boicot llevando camisetas con mensajes irónicos. Scott como buen inglés de humor fino y elegante respondió haciendo lo mismo y todo quedó resuelto

Pero no todo era de color de rosas. Nuevos problemas surgieron durante el rodaje, actores que se lesionaban y un profesional Harrison Ford que a regañadientes aceptaba los nuevos cambios continuos del guion, llevó a la producción a un punto insostenible. Los productores viendo el metraje ya grabado montaron en cólera con lo que había rodado Scott y decidieron quitarle el control creativo. Menos mal que ya había rodado todo el metraje que quería, más de 4 horas. Como era de esperar Scott también tuvo problemas con el montaje del film y la versión final presentada en los preestrenos. Los productores insistieron en recortar metraje, cambiar el final y añadir una voz en off explicativa, muy del género de cine negro, que acabó grabando Harrison Ford con desgana ya que odiaba profundamente la idea. La taquilla tras el estreno de Blade Runner reflejó estas malas decisiones en pos-producción y casi arruinan una gran película.

Años después Scott lanzó su «montaje del director» en el que eliminaba tanto la voz en off como el final añadido, cortando cuando Rachel y Deckard entran en el ascensor con ese final tan edulcorado y falto de esencia con respecto al resto del film. Sin duda se recomienda ver este último montaje como producto final de esta gran obra maestra del cine de ciencia ficción, porque lo crean o no, Blade Runner perdurará en el tiempo y nunca se perderá como lágrimas en la lluvia.

Filmografía recomendada:

Metrópolis (1927) , Fritz Lang

2001:Odisea en el espacio (1968) Stanley Kubrick

Solaris (1972) Andrey Tarkovskiy

Blade Runner (1982) Ridley Scott

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