La historia del anzuelo.

El dios Ninigi y la princesa Kono Hana tenían dos hijos que eran muy aficionados a la pesca y a la caza, así que les llamaban Umi no Sachi (el que pesca) y Yama no Sachi (el que caza). Como además se querían muchísimo decidieron hacerse un regalo e intercambiaron los utensilios con los que realizaban ambas actividades: un anzuelo y un arco. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no podían realizar sus actividades favoritas de esta manera.

El mayor le dijo al menor que lo mejor sería intercambiarlos de nuevo, pero el menor perdió el anzuelo y no lo encuentra por ninguna parte. Umi no Sachi presiona a su hermano hasta que termina llorando en una playa y es auxiliado por un anciano que pasaba por allí le construye un cesto con tiras de bambú y lo insta a que entre y se deje llevar por el impulso de la corriente del mar pues lo guiará hasta el palacio del dios del mar, Toyo Tama, donde podrá conocer a la princesa si sube a lo alto un árbol que hay cerca de la entrada.

Así lo hace Yama no Sachi hasta que una de las doncellas lo descubre y va con el chisme a su princesa de que hay un joven muy apuesto encima de un árbol. Ella, presurosa, acude a confirmarlo y se enamora a primera vista por lo que vuelve al palacio y se lo cuenta a su padre, que afirma que se trata de de Hikoho no Demi, el hijo augusto del dios Ninigi, nieto del Cielo y lo invita a entrar en el palacio, pero para ello tiene que pasar un ritual de tres peldaños: en el primero se limpia los pies, en el segundo coloca ambas manos para saludar y en el tercero colocaron cojines de piel de foca para que estuviera cómodo. Después de un festín muy copioso es honrado con la mano de la princesa.

Y así pasan tres años en los que olvida su cometido principal hasta que un día su esposa lo pilla suspirando pesadamente y, cuando le pregunta, Yama no Sachi confiesa que echa de menos su país. Cuando el dios del mar se entera siente pesar en su corazón, pero está dispuesto a dejarlo marchar. Entonces el joven les cuenta que acudió a ellos en primer lugar porque perdió un anzuelo muy valioso de su hermano mayor. Descubren que el anzuelo lleva tres años enganchado al pobre pez mujer roja y, por glotón, el pez es castigado con no ser manjar en la mesa del hijo del nieto celestial.

El dios le entrega a su yerno el anzuelo y dos joyas (una para conseguir marea alta y otra para conseguir marea baja) acompañados de varios consejos: que le devuelva a Umi no Sachi el anzuelo sin mirarlo directamente a los ojos y diciéndole un anzuelo de tristeza, un azuelo de inquietud, un anzuelo de pobreza, un anzuelo de locura. Después, cultivará el arroz en el terreno contrario siempre, ya sea alto o bajo y como el dios Toyo Tama gobierna las aguas, el mayor empobrecerá por lo que deberá usar las dos joyas para asegurar que por envidia no le ataque y se asegure como su siervo fiel.

Así lo hace Yama no Sachi.

Una vez que la lealtad de su hermano está asegurada prepara una cabaña y espera a su esposa que está cerca de traer al mundo un hijo suyo. Durante el proceso, le suplica que no la mire, pero es vencido por la curiosidad (recuerda mucho al mito de Orfeo) y la descubre en forma de dragón. Profundamente avergonzada la princesa confiesa que por no cumplir su promesa el mar y la tierra nunca podrán estar juntos, deja a su hermana pequeña para que cuide al niño a quien llaman, atención, Ama tsu hi taka hiko nagisa take u kaya fuki aezu no mikoto (imaginen echar la bronca a este crío), haciendo referencia a la cabaña.

La traición de Tageshi.

Cuando fallece el emperador Jimmu, su hijo mayor Tageshi toma por esposa a su madrastra, la princesa Isuke Yori que tuvo dos hijos más con el emperador. Tageshi planea asesinar a sus hermanastros pequeños para asegurar el trono. La princesa descubre las intenciones de su nuevo marido y, presa de una profunda angustia, advierte a sus hijos a través de una canción.

En el Unebi, de día, nubes corren inquietas.

Vientos presagiando, las hojas susurran en la noche.

Los dos hermanos entienden el significado oculto en la canción de su madre y deciden adelantarse a la jugada de Tageshi asesinándolo primero. Uno de ellos se encarga de conseguir un arco y otro las flechas de punta acerada. Una vez armados ponen rumbo a la cámara donde descansa solo el nuevo emperador confiados en el éxito de su empresa porque no han compartido con nadie más sus intenciones.

Sin embargo, a la hora de la verdad, el hermano mayor no es capaz de alzar el arco y matar a Tageshi, por lo que Take Nunakawa debe tomar el control, arrebatar el arma y disparar dos flechas: una acierta en el pecho y otra en la espalda, asegurando así la muerte del conspirador.

Debido a esto, el hermano mayor decide dejar en manos del menor el imperio de su padre por su carácter resolutivo y valiente frente al suyo más tímido y débil.

La rebelión del príncipe Take.

El emperador Sujin proclama un día que, para guiar al pueblo, lo más importante es la educación. Una vez que realizan los ritos a los dioses del Cielo y la Tierra consiguen expulsar las calamidades a lugares lejanos y pueblos salvajes que no aceptan el calendario y las leyes instauradas por el imperio, así que resuelve enviar a cuatro de sus mejores generales y hacer la guerra a todos aquellos que no acepten su voluntad.

O Hiko, uno de los generales, llega a la cuesta de Hera (no esta, por desgracia) y se encuentra con una doncella que cantaba la estrofa de una canción que no le sonaba de nada:

¡Oh, Mimaki Iribiko!

El que tu vida quiere en una puerta, vigilante te espía.

¡Oh, Mimami Iribiko!

Y, aunque le pregunta por su significado, ella no responde.

O Hiko lleva esta información al emperador que tampoco es capaz de resolverlo hasta que una de sus tías interviene y le informa que se trata de una conspiración por parte del hermanastro del emperador Take Haniyasu pues es sabido por ella misma que su mujer recogió arcilla del monte Kako para rezar por su caída y asegura que habrá disturbios.

No pasa mucho tiempo antes de que Take Haniyasu, luchaba por Yamashiro, y su mujer Ata Bime por Osaka, icen la bandera la bandera de la rebelión contra el imperio y lideran las tropas rebeldes. Sin embargo, los hombres de Ata Bime son masacrados por los generales de Sujin, obteniendo una aplastante victoria y asesinando a Ata. Manda el emperador a O Hiko y a Hikokuni Buku en busca de su hermanastro dejando el monte Nara atrás (que se queda llano y yermo debido al paso de las tropas y por eso recibe su nombre) y avanzando hacia el río Wakara donde encuentra al enemigo acampado en la otra orilla.

Hikokuni desafía a Take Haniyasu por oponerse al Cielo y pretender atentar contra el emperador. Discuten sobre quién disparará primero, pero como no consiguen llegar a un acuerdo, Take dispara errando el tiro y Hikokuni toma el relevo acertándole en el pecho y causándole la muerte.


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