(The Mutilation of Uranus by Saturn – Giorgio Vasari y Cristofano Gherardi).
El título tiene muchísima fuerza no me lo nieguen y, en sí, no tiene nada especial porque el mito es el que es y de ahí poco más hay que sacar, pero eso es, precisamente, lo que promete que será suculento.
Vamos a presentar a los protagonistas principales de una forma un tanto más exhaustiva, pero no mucho que el asunto que me ocupa es otro, que en la entrada anterior:
(Uranus and Gaia – Joe Rowell, 2006).
Por un lado, Gea recibió tanto culto en la época clásica que aún existen templos que se mantienen en pie. Por ejemplo, el que se encuentra en la falda sur de la Acrópolis de Atenas donde era adorada bajo el nombre Kourotrophos (la engendradora de hijos). Representa la tierra como conjunto, no como un globo, aunque a menudo aparece saliendo de la misma con forma antropomórfica en obras de arte, pero yo creo que eso tiene más que ver con la necesidad humana de ser el centro de atención y reducirlo o elevarlo todo a su semejanza que con la casualidad.
(The Breath of Gaia – Josephine Wall).
Por otro lado, no existe rastro sobre el culto de Urano ni evidencias de que desempeñara un papel importante en la religión griega ni en las prácticas culturales. Para la que lía, resulta que es un 0 a la izquierda (*cofcof*inútil*cofcof).
(Uranus and the Dance of the Stars – Karl Friedrich Schinkel).
Y, aún teniendo en cuenta la diferencia que existe en el culto entre uno y otra, me ha costado muchísimo más encontrar una imagen representativa de Gea que de Urano.
Volviendo a la historia, el caso es que Urano fuerza la disolución de su matrimonio y su posterior caída por el maltrato al que somete a la propia Gea y a sus hijos porque procesaba un odio visceral hacia ellos y pone mucho empeño en que Gea no los alumbre.
Si somos sinceros con la realidad, la mitología griega está llena de mujeres hasta el coñísimo de que los hombres decidan sobre ellas y más sobre sus embarazos y sus hijos (vamos, como la historia en sí) y Gea no es una menos, sino la primera de todas.
¿Y qué hace la señora? Alentar a sus hijos para que se levanten contra su padre. ¿Lo consigue? Solo con Crono que prepara una emboscada armado con una hoz que Gea fabrica con ADAMANTIO (HOLA, LOBEZNO, ¿QUÉ TAL?) y que lo corta TODO, pero TODO, TODO. Así que cuando Urano se dispone a violar una vez más a Gea de repente se siente más que se escucha un ¡ZAAASSSSSSS! y adiós, genitales, un placer o no. Esto trae una serie de consecuencias:
- Gea por fin puede dar a luz a sus hijos.
- De la sangre que se derrama sobre Gea nacen las Erinias, los Gigantes y las Melias.
- De los genitales que Crono arroja al mar nace la diosa Afrodita, futura tía de los Olímpicos.
A continuación, algunas representaciones de The Birth of Venus por diferentes autores: Sandro Boticelli, Cornelis de Vos y Antonio Gómez Cros.
Preciosas, ¿a que sí?
Este mito no es para rellenar, no es que los griegos tuvieran ganas de mutilar gente a diestro y siniestro. De hecho, son innumerables las historias que corren por el mundo sobre la Tierra y el Cielo como la primera pareja y la sugerencia de que, en algún momento muy temprano en la historia del mundo, tuvieron que separarse.
Pero la cosa no acaba aquí, ahora hay un trono libre y un universo entero que debe y necesita una mano que lo gobierne. ¿Quién se erige, pues, como sucesor de Urano y nuevo dios principal?
La mano ejecutora, por supuesto, pero esa es historia para otra entrada en la que espero también me acompañen.
(Chronos – Ignaz Guenther).













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