¿Cómo gestionar el miedo y las emociones?Parte II

La gestión del miedo y el temor es el segundo paso que hay que dar en la empinada escalera que lleva al húmedo  y oscuro ático de nuestra mente. No sentir pánico o pavor por cualquier elemento que nos rodea y que no podemos controlar, es casi imposible, a todo el mundo se le ha puesto los pelos de punta al cruzar un oscuro pasillo, al subir unas escaleras estrechas o bajar al sótano abandonado a por más velas. El problema no es sentir el miedo, es mantener la calma e intentar no salir despavorido como una pollo sin cabeza.

El primer paso que hay que dar (para la verdadera gestión) es asimilar que es normal tener temor a una situación como esa. No debemos catalogarnos como miedosos ni cobardes. La diferencia entre un valiente y un cobarde no es la imposibilidad de sentir el miedo, el valiente aún teniéndolo, actúa enfrentándose a él, en cambio el cobarde rehuye o lo esquiva.

Una vez asimilado que todos podemos bloquearnos, debemos pensar el porqué, la raíz de ese problema. ¿Qué nos paraliza? ¿Es por la sombra oculta?¿Por la sonrisa demoníaca?¿Porque nos recuerda a un trauma anterior? Son muchos los factores a tener en cuenta, lo importante es pensar en ello como algo externo a nosotros, me explico; No hay que culparse por ello y debemos romper la barrera de la verguenza. Hablar sobre el tema con alguien cercano puede ayudar, un amigo, un familiar, pareja etc. ellos desde su cercanía pueden darnos otro punto de vista diferente y calmar nuestras ansias.

Un problema bastante común en nuestra sociedad y en los tiempos tan acelerados en los que vivimos, son los ataques de ansiedad. Como vimos en la Parte I ¿Qué es el miedo?, las crisis de ansiedad son una respuesta del organismo ante situaciones límites, que se caracteriza por una sensación de angustia leve o miedo, y la aparición de aceleración del ritmo cardíaco y la respiración, sudoración o sensación de flojedad. Es algo normal y que incluso puede ayudar a aprender cómo afrontar situaciones complicadas. La sintomatología y las casusas pueden variar en cada persona.

La crisis de ansiedad no debe confundirse con lo que en psiquiatría se denomina como trastorno de ansiedad generalizado. Mientras que en este caso la persona se encuentra permanentemente mal o de forma recurrente. Quienes sufren una crisis de ansiedad se encuentran perfectamente antes de que ocurra o entre una crisis y otra.

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Ante un momento de crisis, lo primero es mantener la calma, no dejarse llevar por el miedo y tratar de normalizar la respiración inspirando por la nariz y expirando por la boca de forma rítmica y cada vez más pausada. Tomarse el pulso mientras se realiza esta maniobra permitirá comprobar como el ritmo cardíaco recupera poco a poco la normalidad. Hablar con alguien siempre ayuda, no debes tener miedo de compartir tus temores y sensaciones. Una vez reconocido y asumido que tenemos un temor (racional o no) podemos buscar información acerca de él. Si es un transtorno psicológico lo ideal es buscar ayuda en terapeutas, psicólogos y psiquiatras especializados en el tema. Tener el punto de vista profesional y comprender el origen de nuestro miedo es un paso importante para desterrarlo de nuestra mente.

Adquirir hábitos saludables rebajará nuestra ansiedad como por ejemplo: Ejercico físico donde podamos relajar tensiones, mantener unas rutinas bien plantadas de alimentación y horarios, o tener un círculo de amistades empáticas y positivas.

Si en el caso de que no se trata de alguna patología (irracional o creencias) también recomiendo buscar información acerca de ello. ¿Te atemoriza ser abducido por extraterrestres?¿Crees en los muertos vivientes? La ciencia tiene mucha de las respuestas que creemos a pies juntillas de las leyendas y fábulas, casi todo se puede explicar y razonar, y la ciencia ha desmontado mucho de esos «fantasmas» o «fenómenos» que nos atemorizan bajo la cama cada noche.

13508-la-casa-en-el-confin-de-la-tierra-hope-hodgson-william(el demonio que te persigue una y otra vez en cada sueño)

Para terminar esta mini-guía, debes celebrar tus progresos. Cualquier profesional te dirá que hay que ponerse pequeñas etapas antes de llegar a la meta final. Aquí es lo mismo. Cada día avanza un paso más en ese pasillo oscuro antes de regresar corriendo, baja un escalón más a ese sótano sin luz, canta esa melodía que te martiriza en voz baja, mira ese espejo que tanto deforma tu vida interior un segundo más. Cada paso que hayas conseguido es un metro más cerca de la meta. Saboréalo, disfruta y habrás vencido.

Si todo funciona, has vencido el miedo y has sabido gestionar tus emociones de forma correcta. ¡Pero cuidado! Si ese temor persiste, si ese fantasma no tiene respuesta científica o racional, huye. ¡Corre lo más lejos que puedas!

¿Qué es el miedo? Parte I

 

Lamentablemente esta palabra está muy de moda ahora mismo por causas ajenas a nosotros, los casos del coronavirus COVID-19, que se han multiplicado por todo el mundo, ha despertado una sensación de miedo y terror que pocas veces nos toca de cerca. Pero realmente ¿Qué es el miedo?

Según la RAE:

Del lat. metus ‘temor’.

1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

Ese sentimiento real o no, genera cambios en nuestro organismo:  se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunitario se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a las extremidades inferiores, en preparación para la huida) y el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células (especialmente adrenalina). También se producen importantes modificaciones faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente»»(Wikipedia)

Pero lo importante no es la gestión biológica que realiza nuestro cuerpo cuando se encuentra en una situación de peligro inminente, por suerte en el mundo civilizado, pocas son las veces en las que nos vemos inmersos con elementos tan drásticos. El tema principal es la «gestión del miedo», el miedo psicológico y sus efectos, la aparición de la ansiedad. Ese sentimiento está estrechamente relacionado con el miedo y el temor, es lo que se mantiene en el tiempo y lo que nos hace tanto daño.

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Sobrevivir a un acto terrorista, atentado, accidente de coche, de avión, un secuestro o tan simple como una pesadilla o una escena de una película, puede arruinar todo nuestro sistema lógico y de valores. Bajo la ansiedad se pueden cometer muchas «locuras» o irracionalidades e incluso creerse las más disparatadas historias con tal de dar credibilidad a la raíz de su problema.

1434457276_1345570770240(Psicosis 1960, Alfred Hitchcock)

Las leyendas más fantasiosas son fuentes donde emergen todo tipo de miedos: chupacabras, trolls, hombres del saco, fantasmas, Bigfoot, Yeti y otros animales sobrenaturales. Incluso la religión, esa doctrina que debe enseñarnos a ser mejores personas,  amar al prójimo y a ser benevolentes, nos inculca el miedo mediante castigos (ya no físicos, por la inquisición) pero si castigos mentales y de remordimientos. El infierno siempre nos acecha, el mal nos vigila y nos tienta. Un limbo de fuego y azufre si no eres lo suficientemente católico, cristiano, musulmán, judío, ortodoxo o cualquier culto que profeses.

Todos compartimos ese miedo a morir solos y sin pertenecer al grupo.

El miedo cambia y tiene mutaciones. Generaciones distintas tienen preocupaciones distintas. El miedo del siglo XXI, quizás sea el control absoluto tecnológico, la falta de libertad de expresión, la extrema derecha, el ecosistema, el crecimiento de movimientos migratorios, el pin parental, la identidad de género o la aparición de nuevos virus mutados. Paradójicamente, en un mundo cada vez más conectado y cercano, debido a las redes sociales e internet, los seres humanos se sienten más vacíos, tristes y ariscos que nunca. Los extremismos parecen ser la hoja de ruta de la política internacional. Divide et impera (pronunciado: diuíde et impéra, «divide y domina») fue usado por el gobernante romano Julio César y el emperador francés Napoleón. En política se utiliza para definir una estrategia orientada a mantener bajo control un territorio y/o una población, dividiendo y fragmentando el poder de las distintas facciones o grupos allí existentes, de tal manera que no puedan reunirse en pos de un objetivo común. En sociedades fragmentadas por el odio vertido desde los atriles de un Congreso o en redes sociales, es muy factible generar una ruptura social.

Parece ser que el lema de este milenio es; Elige un bando y odia.

Según Mark Zuckerberg, dueño de Facebook(META se llama ahora), se ha comprometido a » continuar mejorando nuestras herramientas para proporcionarnos el poder de compartir nuestra experiencia» (Cita textual). En 2017 Zuckerberg puso en marcha un plan ambicioso, iniciando un proyecto, mediante Inteligencia Artificial, «la red social mejoraría la sugerencia de grupos a los usuarios para ayudar a millones de personas a unirse a comunidades que merecen la pena… para fortalecer el tejido social y así el mundo estará más conectado» (cita textual)

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Lo que propone Facebook no está mal, pero una herramienta mal usada puede generar más problemas que soluciones. La sombra de la dictadura tecnológica está muy cerca si dejamos que empresas multimillonarias que manejan nuestros datos más íntimos, nos guíen por los senderos de grupos sociales que ellos creen que nos convienen. Al final estaremos siendo manipulados de forma subrepticia y creando nichos de opiniones iguales y viciadas. Lejos quedaría el debate con su finalidad más sana; El aprendizaje. El agrupamiento de millones de personas en fines comunes y bondadosos, como quiere Facebook, suena utópico, puesto que esa misma red social, se dedica a la venta de datos al mejor postor, para manipular elecciones o revueltas sociales por todo el mundo. El Big Data es el negocio del futuro.

Para resumir, debemos cambiar y ser positivos con el entorno que nos rodea, empezar a amar y a ser responsables de nuestras elecciones diarias. 

No nos definen nuestras palabras, nos definen nuestros actos, y el miedo, se puede derrotar

¿Se puede vivir en marte?

Esta entrada está muy relacionada con la subida anteriormente «somos tan insignificantes como un grano de arena». La relación es bien sencilla, la película estrenada hace poco The Martian. Ansioso por ver algo nuevo sobre ciencia ficción, después de varias decepciones como Prometheus e Interestellar, esta película se centra no sólo en la ciencia que supone viajar a otro planeta sino más bien de la astucia que tiene el ser humano y su primitivo instinto de supervivencia. Sean cuales sean las circunstancias, el hombre (entiéndase la raza global) se adapta con rapidez a los cambios y este es un caso.

Para el que no haya visto la película le hago una breve sinopsis:

Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio y a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo» (fuente http://www.filmaffinity.com/es/film846099.html)

No contaré más para no hacer spoilers innecesarios (puedes seguir leyendo) La película está bien, se puede ver sin tener mucho conocimiento de ciencia ya que desgrana con facilidad los elementos que aparecen en pantalla y lo hace fácil para el espectador. No quiero hacer una crítica profunda del filme, este no es el blog y aunque sea una de mis aficiones el cine, no voy a valorar, guión, sonido, fotografía ni estructura ni ritmo. Eso es tema aparte.

Lo que me interesa es realmente son algunos fragmentos de la película que si me han hecho reflexionar y que me gustan. Como ya mencioné, el instinto de supervivencia, este astronauta abandonado a su suerte, con ingenio, intelecto superior y como no, algo de fantasía literaria, consigue doblar e incluso triplicar el tiempo de vida estimado sobre la superficie del planeta. ¿Se puede realmente bajo ciertas circunstancias colonizar Marte? Parece sencillo pero si todo marcha bien en pocas décadas podremos tener alguna «granja» sobre el suelo marciano. Controlando en todo momento las temperaturas, las tormentas y la oxidación del terreno, el resto el coser y cantar.  🙂00

Libro de Andy Weir en el que está basado el film

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La inhospitalidad del entorno, así como la distancia con la Tierra y la civilización, hacen de esta misión colonizadora una tarea bastante difícil de planear y de ejecutar. Los experimentos sociales y científicos como la MARS 500 (la base de mi novela Meteora está en esto) son los efectos colaterales que tiene un viaje de tan larga duración, un encierro prolongado en el espacio o dentro de una nave espacial conllevaría muchos problemas a los astronautas. Este delicado punto (no muy bien relatado en la película) es junto con el complicado transporte de suministros hacia Marte el principal reparo en las misiones tripuladas. INTRO-2_20thCenturyFox_TheMartian

Matt Damon tomando un café en Marte

Otro concepto interesante es la idea de ser la única persona sobre un planeta y lo que eso representa. Ser el nuevo Cristóbal Colón intergaláctico y pisar por primera vez la superficie debe ser algo inolvidable y de compleja aceptación. Todo lo que pises es nuevo, cada montaña, cada paso y cada minuto. Poca gente puede sentirse así y con eso habrá valido la pena el esfuerzo de semejante viaje.

Por eso The Martian no es la película definitiva sobre las conquistas espaciales y ni por asomo relata la angustiosa desesperación y soledad que lleva realizar un viaje de este calibre, ya sea astronauta, biólogo o carpintero. Es demasiado peso para una sola persona y no estamos preparados para eso.