Una mitología creada a partir del hielo y el fuego.

(Ginnungagap).

Cuando los islandeses llegaron a poblar aquellas extensas y frías tierras fueron sorprendidos por los escabrosos e imponentes paisajes del norte europeo, el sol de medianoche, las auroras boreales y el océano que no concedía un descanso a los altos acantilados tanto por la escasa, pero milagrosa vegetación, como por los mares azules y los limpios cielos. Por ello, no debe extrañarnos que nazca una mitología centrada en la lucha entre las fuerzas malignas de la naturaleza y las benévolas; una mitología donde vierten los peligros asociados a la caza y la pesca, las inclemencias de los duros y largos inviernos que crearon humanos toscos y duros, luchadores, que invocaban con fervor el calor y la luz.

Si en algún momento pensaste que la mitología griega era laberíntica o sus nombres demasiado complicados… agárrate que vienen curvas.

Las canciones conservadas en las Eddas hablan de una gran oscuridad que todo lo abarcaba y donde existía un poderoso ser llamado Alfoder (padre de todo) y ahora viene la división del espacio que la vamos a realizar por puntos a ver si así evito que se líen como me lío yo cada una de las veces que lo leo.

  • En el centro, existía un abismo llamado Ginnungagap (la sima de las simas).
  • Al norte, se alza Niflheim (hogar de niebla y oscuridad) donde brota el manantial Hvergelmir que abastece los doce Élivágar (arroyos) y conforme estas aguas se alejaban se convertían en grandes bloques de hielo.
  • Al sur, se encontraba Muspelheim (hogar del fuego elemental) donde todo era calorcito y luz brillante. Surt protegía las fronteras agitando su famosa flamígera espada.

Por la continua acción del frío y del calor y, tal vez, porque así lo dispuso Alfoder (Alfy para los amigos), nace una criatura llamada Ymir, personificación del océano congelado, que cobra vida entre los bloques de hielo y la escarcha por lo que también es conocido como Hrimthrus. En esta cuenta, por el bien de mi salud, lo llamaremos Ymir.

Pues estaba lógicamente el gigante hambriento y necesitado de algo que llevarse a la inmensa panza por lo que se mueve a tientas en la oscuridad hasta descubrir a una criatura que había nacido de igual forma que él: Audumbla. Una vaca enorme con ocho ubres igual de enormes que ella de la que brotan ocho chorros de leche. Pueden imaginar la alegría de Ymir al darse cuenta de que no tendría que volver a preocuparse por su más que desequilibrada alimentación.

El caso es que aquí todos necesitan comer, vaca incluida, por lo que se empeña con un bloque de hielo bastante rico en sal e Ymir se queda dormido. Lame que lame estaba Audumbla cuando de ese inmenso pedazo de hielo surge el pelo de un dios: Buri, el productor. Durante el sueño de Ymir del sudor de su axila nacen un hijo y una hija y de sus pies el gigante de seis cabezas llamado Thrudgelmir quien a su vez engendra a Bergelmir, del que descienden los malvados gigantes de escarcha. Si tu cabeza ha hecho ¡PUM! no estás solo, ya somos dos.

(Auðumbla – Nikolai Abraham Abildgaard).

La guerra comienza cuando esta pequeña comitiva de gigantes se entera de la existencia del dios Buri y su hijo Bor porque los gigantes y los dioses (Æsir) son dos razas que no pueden convivir y alrededor de su lucha se establece la base de la mitología nórdica y sus principales conflictos. Total que están durante años pam, pam, pam (como en Troya) hasta que Bor toma por esposa a Bestla y tiene tres adorables hijitos para nada salvajes y conflictivos: Odín (espíritu), Vili (voluntad) y Ve (sagrado).

Inmediatamente, porque aquí los dioses crecen en un suspiro, se unen a su padre en la lucha y juntos consiguen derrotar al malvado Ymir cuya sangre provoca un diluvio que asesina a toda su raza menos a Bergelmir que consigue huir y fundar Jötunheim, (reino de los gigantes) en los confines del mundo, donde nace una nueva y nefasta raza de gigantes de escarcha.

Los dioses, tranquilos ahora, les da por mirar a su alrededor y se encuentran con un paisaje bastante desolador, así que deciden que ha llegado el momento de darle un toque de color… y los hijos de Bor dan el primer paso arrojando el cadáver de Ymir al profundo abismo para aprovechar sus últimas partes y crear el mundo.

(Odín y sus hermanos dando muerte a Ymir – Lorenz Frølich).

Aclaración de último minuto:

Las entradas referentes al comienzo van a ser tres: esta que ya tienen entre sus manos y que espero que disfruten; la creación del mundo y, por último, las razas. Después, ya nos adentramos en los dioses y los mitos, igual que en la mitología griega.

¿Por qué? Porque, como han podido comprobar (si han leído hasta el final o si se han cansado probablemente también lo han notado, pero no han llegado a leer esta nota), la mitología nórdica es densa, sobre todo, lo que respecta a razas y árboles familiares.

Sin más, espero de corazón que me acompañen en esta nueva aventura.