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Hera, la diosa del matrimonio.

(Juno and the Peacock – Balestra).

La verdad es que el chiste sobre esta pobre se cuenta solo y sería de muy mala educación reírse, casi podría considerarse humor negro dada la ironía de la situación.

Hera es, sin duda, aquello en lo que un hombre convierte a una mujer cuando la llena de dudas, engaños y menosprecios y la reduce a una presencia oscura de lo que alguna vez fue.

Ἥρᾱ

(The Campana Hera – copia romana del original Helenístico).

Se trata de la diosa más respetada de todas (menos por su propio marido) y la protectora de las mujeres por excelencia (Leto, Ío, Sémele, Calisto y Leda no opinan lo mismo). Modelo de castidad conyugal y de fidelidad (pobrecica) propicia la fecundidad en el matrimonio y asiste en los partos, tiene incluso el poder para adelantarlos o atrasarlos (¿prematuro? ¿no quiere nacer porque está calentito ahí dentro y sabe que lo de fuera apesta? Es Hera metiendo mano). También es la mujer DEFINITIVA (OJO, OOOOJO AL DATO) de Zeus, con quien tiene tres hijos: Ares, Hebe e Ilitía (ayuda a mami en los partos). Por su cuenta concibe a Hefesto y a Tifón.

Fue muy venerada en la Isla de Samos, donde había un templo impresionante del que hoy en día solo quedan las ruinas:

Homero se refería a ella como la de «ojos de vaca» u «ojos de novillo» (esta opción suena mejor, la verdad) porque se sabía que la diosa adoraba especialmente los sacrificios de vacas blancas que se hacían en su honor.

Es representada en el arte como una figura alta y majestuosa, hermosa; una mujer madura cuya belleza noble y severa era muy diferente de Afrodita. Normalmente vestida (no como la obra que les enseño a continuación porque me encanta llevar la contraria a Hesíodo), con la cabeza velada o con una diadema o guirnalda adornando su cabellera y sosteniendo un cetro entre sus manos.

Atributos:

  • pavo real.
  • lirio.
  • cetro.
  • corona o diadema.
  • cabeza velada.
  • cinturón.
  • carro.

(Juno – Joseph Paelinck).

La mitología que concierne a Hera puede dividirse fácilmente en dos grandes grupos: por un lado, los que cuentan cómo fue seducida o engañada por Zeus para convertirla en su esposa; por otro lado, los de carácter vengativo en consecuencia de las infidelidades ilimitadas de su marido.

En el primer grupo varias versiones nos cuentan que durante una tormenta el Cronida se transforma en un cuclillo y cuando Hera le deja descansar en su regazo él recupera su forma y la fuerza a yacer juntos, ella le pide que la respete y Zeus le promete que se casarán o también esa ocasión en la que discuten (el pan nuestro de cada día como diríamos hoy en día porque discuten tanto como Zeus tiene escarceos amorosos) y Zeus simula una boda falsa vistiendo un muñeco de madera con ropajes de novia y haciendo preparativos que, cuando Hera pica, se convierte en LA boda (madre mía, qué cutreeeeeeeeeeee) con sus grandes invitados como Gea que le regala las tres manzanas de oro que la diosa guarda en el Jardín de las Hespérides.

(The Golden Apple of Discord – Jacob Jordaens).

El segundo grupo de mitos es MUCHÍSIMO MÁS EXTENSO porque reúne todas las acciones que emprende Hera contra las amantes de Zeus y contra sus hijos porque los griegos llevaban a la moda eso de que los hijos pagasen por los pecados de los padres (tradición muy arraigada en Latinoamérica, por cierto).

¿El más famoso? ¿El más conocido? ¿Probablemente el semidiós a quien más rabia, asco, odio e ira tiene? Sí, exacto, HERAcles. ¿Pero qué podemos esperar? Si le ponen su nombre al pequeño bastardo, el enfado es incluso lógico. Bueno, quizás «enfado» no es definición suficiente ya que Hera trata de matarlo incluso antes de su nacimiento hasta el mismo día de su muerte (SPOILER: quien la sigue la consigue).

No me voy a explayar en esta entrada sobre todas las penurias que pasa el chiquillo por su culpa, pero voy a contarles mis tres mitos favoritos de la diosa y el primero está irremediablemente conectado a Heracles: la creación de la Vía Láctea.

(The Origin of the Milky Way – Jacopo Tintoretto).

Pues resulta que no contento con haber llamado a su hijo con el nombre de su esposa, Zeus decide que quiere que sea inmortal porque las Moiras le han vaticinado un futuro DE ORO, pero sabe que su CELOSA Y MALHUMORADA ESPOSA

(ESQUETIENELOSHUEVOSBIENGRANDESELSEÑOR)

no le dará de mamar a su Heraclitos, así que Hermes, como dijimos en la primera entrada es uno de los niños bonitos de Zeus, coge al bebé y se acerca sigilosamente (sandalias con alas y esas cosas) a la diosa mientras está durmiendo y Heracles comienza a beber de su pecho. Hera, en algún momento, se despierta y, horrorizada, separa con brusquedad a Heracles de su pecho y la leche que escapa en ese momento tiñe los cielos de lo que hoy en día conocemos como la Vía Láctea.

(The birth of Milky Way – Paul Rubens).

El segundo mito que quiero contarles es el nacimiento de Hefestos. Resulta que Hera, muy cabezota ella, se pone de morros cuando Zeus APARENTEMENTE consigue «dar a luz» solito a Atenea, así que la diosa se cuadra cuan alta y majestuosa es ella y concibe por sí sola un hijo. ¿Qué pasa? Que el machismo en los mitos griegos está muy presente y, mientras que siempre nos cuentan que Zeus pudo crear a una perfecta Atenea sin ayuda (MENTIRA, MENTIRA, MENTIIIIIIRA), Hera como mujer no lo consigue y el bebé nace deformado y feo. Para rematar el asunto, la diosa se cabrea y lo tira del Monte Olimpo, ¿cómo se quedan? Pues flipando.

(Zeus with Hera expelling Hephaestus – Ubaldo Gandolfi).

Yyyyy el último mito de mi selección personal es uno muy conocido y que explica el rencor que guarda Hera contra los troyanos y que supone el motivo principal por el que, junto con Atenea, apoya a los espartanos durante la guerra: el famoso juicio de Paris. Todo se remonta a la boda de Tetis y Peleo (paso de comentar algo más sobre esta boda hasta que me toque hablar de Aquiles) y que Eris, la diosa de la Discordia, enfadada por no haber sido invitada, deja una manzana dorada con la inscripción: para la más bella. Como el amor propio (y la vanidad) es algo que los Olímpicos llevan a la orden del día, Hera, Afrodita y Atenea comienzan una disputa. Zeus, cansado de escucharlas, elige como juez a Paris, el príncipe troyano. Un humano, ¿qué puede salir mal? Las tres intentan sobornarlo, pero Paris finalmente sucumbe ante la promesa de Afrodita: tener como esposa a la mujer más hermosa del mundo. ¿Y quién es esa? Helena de Esparta, actualmente esposa de Menelao. La que se lía, pollito, 10 años de guerra por una estúpida manzana de oro.

(The Judgement of Paris – Peter Paul Rubens).

Por último, su equivalente romano es Juno, una diosa muchísimo más importante que su versión original, ya que forma parte de la Tríada Capitolina. Y ustedes se preguntaran qué es eso: pues eso era el grupo romano de tres deidades principales entre las que se encontraban Minerva, Júpiter y Juno.

(Tríada capitolina – Jacobo Zucchi).

Quiero cerrar la entrada, espero que les haya gustado leerla tanto como a mí escribirla, con esta preciosa imagen de Gustave Moreau llamada The Peacock Complaining to Juno y que es, sencillamente, una preciosidad.