Antes que nada, este artículo no fomenta, patrocina ni anima a fumar ni a cualquier hábito no saludable. Es solo informativo.
El tabaco como planta se utiliza desde hace milenios y tiene su origen en el continente americano, desde donde se extendió a Europa en el siglo XVI y posteriormente al resto del mundo. Se ha usado de forma particular pero en la industria audiovisual ha tenido un gran impacto en la hora de desarrollar personajes. Desde época temprana del cine, los personajes principales (ya sean femeninos o masculinos) fumaban en pantalla. Era algo general, es lo que se hacía en sociedad y ese hábito se llevó a la gran pantalla.
“Un cigarrillo es el arquetipo de un placer perfecto. Es exquisito y deja insatisfecho. ¿Qué más puede pedirse?”
OSCAR WILDE
Creadores literarios y del cine van casi de la mano. Ya sea por adaptaciones de libros o los mismos guionistas, crearon los personajes y los ubicaron en un tiempo determinado. ¿Y qué tienen en común? Pues a mediados del siglo XX era muy común que un gran porcentaje de la población fumase.
La mayor parte de la población fumaba y eso no se veía mal en la gran pantalla. El actor más carismático e icono de aquellos años 40 y 50, sería Humphrey Bogart que se le asocia siempre a un cigarrillo en su boca. Encenderse un cigarrillo otorga un poder al personaje y el humo oculta sus intenciones. Esa cortina o barrera en ocasiones da una pausa dramática a una frase o una decisión que puede cambiar la dirección de la película.
Casablanca ( su personaje Rick no sería el mismo sin esa cortina de humo y martirizado por reencontrase con el amor de su vida) El detective David Spade en El Halcón maltés eran representados con un cigarrillo en la boca en casi todas sus escenas. Fumar da prestigio, placer y es de gente valiente, fuerte, desafiante y en ocasiones misteriosa. En esto último, misteriosa, representaba a las mujeres fumadoras. Eran femme fatales que con el tabaco trataban de seducir a los hombres. Siempre había una mujer dispuesta a encenderle un cigarrillo a nuestro héroe. Luego se transformó en un elemento de poder, distinción, elegancia e independencia para la mujer fumadora. (Como Audrey Hepburn o Bette Davids)
En otras ocasiones el tabaco hacía a los personajes femeninos peligrosos y los sexualizaba, en el caso de Sharon Stone en Instinto básico.
El tabaco se promocionaba en todas partes y era socialmente aceptado. Carteles de estrellas del cine anunciando tabaco, médicos, amas de casa, etc, todo esto ahora es impensable con las normativas sanitarias mundiales. El mismísimo Ronald Regan, actor de profesión y que luego se convertiría en presidente de EE.UU (eso sólo pasa en el país más libre del mundo, nótese ironía) promocionaba fumar tranquilamente con una buena sonrisa.
Luego llegó la publicidad a la televisión para invadir nuestras casas y bombardear a los más jóvenes con la idea de lo «bueno que era fumar». Todo ello bien patrocinado por el lobby de la empresa tabacalera. Las figuras masculinas de impacto seguían aflorando en el cine: James Dean, como joven rebelde e inconformista. En los 70’s con las películas del oeste y Clint Eastwood, el forastero peligroso y valiente que tras un puro puede definir si vives o mueres, o incluso en personajes menos violentos como es Sherlock Holmes, se ayudan de un atrezzo como es una pipa para fumar, dando a entender que el tabaco puede ser sofisticado, para personas inteligentes y ayuda a reflexionar.
En Estados Unidos se prohibió la publicidad explícita de cigarrillos en 1971. El último que se emitió fue un anuncio de Virginia Slims durante El show de Johnny Carson en la NBC.
El curioso caso de James Bond
Ian Fleming escritor y creador del Agente 007, fumaba 70 cigarrillos al día. Probablemente por este motivo su personaje fuma a destajo en casi todas sus apariciones. Desde su introducción y presentación (haz click si quieres saber cómo presentar tu personaje en cine) Sean Connery nos enseña a un Bond elegante, sofisticado y capaz de no perder el rictus pronunciando su ya mítica frase: Bond…James Bond.
En «Live and Let Die » (1973), el Bond interpretado por Roger Moore, se distancia un poco de su predecesor cambiando el cigarrillo por un puro habano. Treinta y cuatro años más tarde, «Die another day» (2002) Pierce Brosnan se fuma otro habano cubano y es ahí donde se acaba un poco la fama de un Bond fumador. Con la llegada de Daniel Craig, el espía más famoso ya no fuma (pero bebe alcohol y se liga mujeres guapas, no vayamos a tirar el heteropatriarcado a la basura tan pronto).
Expertos analizaron estos temas en las 24 películas de Bond proyectadas por Eon Productions, desde 1962 (‘Dr. No’) hasta la última, ‘Spectre’, en 2015. Encontraron el pico de tabaquismo de Bond en la pantalla durante los años 60, fumando en el 83 por ciento de las películas producidas en esa década, después de lo cual fue cayendo hasta que dio su última calada en 2002
En 2007 la Motion Picture Association of America incluyó el consumo de tabaco en pantalla como uno de los elementos clave, junto al sexo, la violencia o las palabrotas, al calificar por edades las películas estrenadas comercialmente en EEUU. Por tanto muchos estudios de Hollywood para respetar las normas y llegar a más público han decidido eliminar el tabaco de sus películas…. pero claro hecha la ley está la trampa, porque hay letra pequeña en esto.
Warner Bros. fue el primer gran estudio en adoptar una medida antitabaco, ya en 2005. También es el único estudio que hace mención explícita a las películas calificadas para adultos, es decir, la famosa R. «Se reducirá o eliminará la representación de tabaco y su consumo en cualquier película con calificación por debajo de R salvo en casos donde el personaje que fuma sea un figura histórica o literaria conocida por con su consumo de tabaco, la representación esté justificada por motivos de credibilidad literaria o exactitud histórica, o la representación forme parte de una elaborada referencia antitabaco. En el caso de las películas con calificación R, el objetivo es reducir o eliminar la representación de tabaco y su consumo, a no ser que existan convincentes razones creativas para tal representación».
Disney es la que tiene una política antitabaco más detallada (que ahora también se aplicará a Fox). En ella prohíbe la representación de tabaco y su consumo en cualquier película producida o distribuida bajo los sellos de Disney Animation, Pixar, Marvel o Lucasfilm que tengan calificación apta para menores de 13 años. «Excepto aquellas que retraten a una figura histórica que pueda haber fumado en su época, o representen el consumo de tabaco de manera desfavorable o enfatizando las consecuencias negativas de fumar».
Netflix ha tomado la decisión de prohibir el tabaco en sus películas y series coincidiendo con el estreno de la nueva temporada de Stranger Things. En la serie de fantasía juvenil, ostensiblemente ambientada en los años 80, el humo de cigarrillo no es difícil de ver, lo que llamó la atención de la asociación Truth Initiative, que denunció que la representación del tabaco se había triplicado durante el último año en las producciones de la plataforma. Como respuesta, Netflix tomó medidas.
Paramount «desanima la representación de tabaco o el acto de fumar en películas para público juvenil. El estudio comunicará esta directriz a los directores, pero también tomará en consideración la visión creativa de los autores, reconociendo que puede haber situaciones en las que un director crea que la representación de tabaco o el acto de fumar es importante para la película».
Sony «está comprometida con la reducción de la representación del consumo de tabaco en las películas que produce la compañía o cualquiera de sus estudios, de tal modo que identificará y, donde sea apropiado y viable, eliminará dichas representaciones.
Universal «asume que no debe aparecer consumo de tabaco en ninguna película para público juvenil producida por Universal Pictures. (…) Esta presunción puede ser refutada en lo referente a un acto de fumar concreto basado en la importancia que el acto pueda tener para la película, desde un punto de vista creativo o factual, y/o en la dificultad que suponga eliminarlo de la película. Solo en esas situaciones serán permitidos actos de fumar en las películas para público juvenil».
No sé en qué quedará todo esto. Siempre está la delgada línea entre lo políticamente correcto, lo éticamente aceptable y el rigor histórico, contra la libertad de creación de contenido audiovisual. ¿Qué opinas al respecto? ¿Se debería eliminar el tabaco y alcohol de las películas para menores? ¿Y las armas, violencia y sexo?