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La Tríada de Tebas.

Al sur de Menfis se encuentra una de las ciudades más aclamadas por los turistas en la actualidad por sus destacadas ruinas: ahora la conocemos como Luxor, pero en su periodo más próspera fue conocida como Tebas y, cuando aún era desconocida, Waset. Fue una importante ciudad del Alto Egipto durante las primeras dinastías y el Imperio Medio pues en ella se concentró el poder político y religioso de Egipto. Más tarde los reyes extendieron ese poder por África y Asia. Cada distrito de la región adoraba a su propia divinidad: Wast era la diosa de Waset, Montu era adorado en las proximidades y Amón era la divinidad del norte.

Y fue en torno a este último que se formó la Tríada de Tebas con la compañía de Mut, su esposa y Khonsu, su hijo. Durante la XVIII dinastía asumió las características de Ra como dios sol y gran divinidad, por lo que fue conocido como Amón-Ra.

Amón.

Fue considerado jefe de los Dioses, unificador de las Dos Tierras del Alto y el Bajo Egipto, creador de todas las cosas incluyendo a la humanidad y a todos los demás dioses, capitán de la embarcación solar, juez de los dioses, defensor de su ojo y vencedor sobre Apopis. Tenía importantes obligaciones como protector del rey y garantizar el triunfo sobre sus enemigos.

Fue identificado como el dios sol que creó el universo y fuente de toda vida existente. Podemos encontrarlos en su forma más elemental durante el mito de la creación de Hermópolis donde él y su pareja, Amunet, representan el aire y son dos miembros más del conjunto de dioses que dieron forma al mundo.

El gran centro de culto de Amón era el templo de Karnak que fue ampliado o modificado por cada rey hasta el periodo grecorromano. Este dios fue adorado con una grandeza no conocida hasta el momento, pero su culto fue interrumpido por Amenofis IV (también conocido como Akenatón, esposo de Nefertiti) que se empeñó en traer a Egipto un periodo de monoteísmo bajo el culto de Atón que tenía mucho de dios y poco de humano. ¿Duró poco? Sí, pero consiguieron hacer historia lo suficiente para ser recordados a día de hoy pues tanto Akenatón como Nefertiti ganaron adeptos y enemigos a partes desproporcionarles. Todo terminó cuando Tutankamón ascendió al trono y la autoridad de Amón fue restablecida junto con gran parte de los monumentos dañados durante ese periodo de oscura herejía (¿lo pillan? Es gracioso porque Atón también fue el dios sol).

Mut.

Fue considerada una grandiosa madre que concibió todas las cosas, dándoles existencia. Representada como una mujer llevando la doble corona del Alto y del Bajo Egipto, en sus manos sostiene un cetro de papiro y un ankh. Fue asociada con el buitre pues era una diosa protectora y, además, los jeroglíficos de su nombre incluyen este pájaro. A veces, está sentado en su cabeza o debajo de la doble corona, aunque en el Libro de los Muertos vemos una imagen de Mut con los brazos extendidos y cubierta con alas de buitre, junto a su cabeza hay dos de buitres. Se dice que hacía fuertes a las almas y cuerpos librándolos de la morada de los espíritus malignos que están en la cámara maligna.

Su culto se concentraba en su propio templo de Karnak construido por Amenofis III. Hoy en día está en ruinas, pero dentro albergó dos patios interiores en los que se agolpaban unas seis estatuas de granito negro de la diosa Sekhmet que tuvo su presencia en Tebas gracias a este lugar.

Khonsu o Jonsu.

Este sí es hijo de Amón-Ra y de Mut. Su nombre significa viajar, moverse o correr (su padre era conocido como el Viajante) y sí, suyas eran las obligaciones como mensajero de los dioses. Lo representan como un hombre con la cabeza de un halcón que lleva sobre su cabeza un disco lunar asentado en la luna creciente, pero también como un hombre con doble cabeza de halcón, una para el sol y otra para la luna.

Lo asociaban con Thot y por ello pensaban que también se trataba de un dios lunar y se manifestaba como la luna creciente que iluminaba la tierra. Durante este periodo ayudaba a las mujeres a concebir niños, a que el ganado fuera fértil y llenaba los orificios y gargantas de las criaturas con el aire de la vida.

Los sacerdotes se aseguraban el flujo constante de ofrendas estimulando la creencia en estos dioses con numerosas artimañas como, por ejemplo, la creación de un Oráculo que el dios usaba como medio para anunciar sus designios y eso fue lo que hicieron con la figura de Khonsu alegando que tenía poder completo sobre los espíritus malignos del aire que causaban pánico, enfermedades y muerte.

Su principal santuario está en el interior del complejo de Karnak, iniciado por Ramsés III y finalizado por sus sucesores.