(Freyr y Freyja with Boar and Cats – Donn T. Crane).
Por un lado, tenemos a Freyr, hijo de Njörd y de Nerthus, nació en Vanaheim, pero fue cálidamente recibido en Asgard cuando se firmó la paz entre los Vanir y los Æsir. Considerado el dios de la dorada luz solar y de las cálidas lloviznas estivales.
(The Norse god Freyr and his boar Gullinbursti – Jacques Reich).
Asentó su morada en Alfheim, el reino de las hadas y de los elfos de luz que obedecían todas sus órdenes e intentaban hacer todo el bien posible pues eran espíritus buenos. Recibió también de los dioses una espada mágica, el emblema de los rayos solares, que podía luchar por su propia cuenta una vez sacada de su vaina (este personaje, en la saga nórdica de Rick Riordan, mola muchísimo y es súper divertido. Que se lo digan a Magnus Bane) y que era empuñada sobre todo contra los gigantes de hielo. Los enanos le dieron al jabalí Gulinbursti, el sol, las hebras resplandecientes de este animal ya se consideraban símbolo de los rayos solares, del grano dorado o de la agricultura pues el animal removía la tierra con sus colmillos y fue el primero en enseñar a los humanos a arar. Dueño también de una nave mágica llamada Skidbladnir, las nubes, siempre empujada por vientos favorables y con tanta elasticidad que transportaba a todos los dioses. ¿Era Freyr el inspector Gadget nórdico?
Aunque su importancia en la mitología nórdica, sobre todo durante el Ragnarök, es bastante, lo cierto es que es conocido por un solo mito y ese es el cortejo de Gerda. A esta doncella la descubre el dios porque se le ocurre la estupenda idea de tomar asiento en Hlidskjalf y es tal su belleza que iluminaba el cielo y el mar. Volvió al reino de su padre, Njörd, tan apesadumbrado y melancólico, llorando por las esquinas, que el dios del mar alentó a Skirnir para averiguar lo que acontecía a Freyr. El dios se hizo de rogar, pero finalmente confesó su enamoramiento y sus dudas de si sería aceptado su cortejo pues Gerda era hija de Gymir y de Angurboda, pariente por tanto de un gigante asesinado por los dioses llamado Tiazi. Ya veremos más adelante por qué.
(Freyr and Gerd – Lorenz Frølich).
Skirnir destierra sus miedos y asegura que puede cortejar a la doncella en su nombre siempre y cuando le preste su caballo para el viaje y su espada como obsequio. Sin embargo, estaba tan distraído que no notó cómo el sirviente robaba su reflejo del agua, diez manzanas doradas y el anillo Draupnir todo con la intención de conquistar a Gerda. Sin embargo, cuando presentó estos presentes a la doncella, ella los despreció y no cedió a casarse con Freyr hasta que Skirnir amenazó con hechizarla a un celibato eterno o a casarse con un viejo gigante de la escarcha. Considerando que el sirviente amenazó primero con decapitarla, es para pensar en ello.
Nueve noches más tarde en la tierra de Buri, el bosquecillo verde, disiparía toda la tristeza de Freyr y le haría feliz siendo su esposa.
(Freyr exchanges his sword for Gerd – Lorenz Frølich).
Por otro lado, tenemos a Freyja, la diosa nórdica de la belleza y del amor, hermana gemela de Frey y, por tanto, hija de Njörd y Nerthus. Era la más atractiva y la más amada de las diosas, tanto que en muchas comunidades era considerada una diosa única, aparte de la imagen germana que la relacionada con Frigg. Una vez que llegó a Asgard, los dioses le concedieron encantados todo el reino de Folkvang y el gran palacio Sessrúmmir.
(Freyja – Penrose).
A pesar de los atributos que se le atribuían, Freyja no se limitaba a ser una dulce amante de los placeres, sino que como Valfreyja a menudo conducía a las valkirias al campo de batalla donde elegía y reclamaba a la mitad de los caídos que iban a su palacio. Así que sí, Odín y ella se repartían de forma más o menos equitativa las almas de los muertos. Por esta parte de su personalidad era normal que la representaran con casco, coselete, escudo y lanza. Además de con su carro tirado por gatos. Era la señora de los gatos, todos queremos ser Freyja.
De cabellos dorados y ojos azules fue considerada la personificación de la tierra por lo que se casó con Ódur, símbolo del sol veraniego, a quien ella amaba sinceramente y con quien tuvo dos hijas: Hnoss y Gersemi. Pero resulta que este señor era un trotamundos, así que se cansó rápido de la apacible vida familiar y abandonó a la diosa que coge tal llantina que sus lágrimas caen a la roca y se transforman en oro, mientras que otras caen al mar y se transforman en ámbar traslúcido hasta que abrumada por su viudez forzosa sale en busca de su amado. Eso sí, sin dejar de llorar, atraviesa grandes regiones donde es conocida por diferentes nombres y va dejando, a su paso, oro. Encuentra a Ódur bajo los floridos árboles de mirto y por fin consigue recuperar su amor y volver a ser feliz.
(Óðr again leaves the grieving Freyja – Carl Emil Doepler).
El mito más famoso que podemos encontrar protagonizado por Freyja es el que corresponde a la creación del famoso Brisingamen, el collar de oro más hermoso creado por los enanos y del que se enamoró perdidamente durante una visita a Svartalfheim. Rogó a los enanos que le dieran tal tesoro considerado símbolo de las estrellas y de la fecundidad, pero se negaron… a no ser que la diosa concediera sus favores. Favores sexuales, sí. Cuentan otras voces que la diosa yació con los tres enanos mientras que a Odín lo había rechazado y que, por ese motivo, el dios convence a Loki para que robe el famoso collar, aunque Heimdall lo impide. Una vez que consiguió el collar se lo puso y realzó tanto su belleza y sus encantos, como si eso fuera posible, que lo llevó puesto día y noche.
(Freyr and his sister Freyja – Charles E. Brock).