Archivo de la etiqueta: nornas

Los preparativos para el ocaso de los dioses.

Si algo tenían claro los nórdicos es que creían que sus dioses pertenecían a una raza mortal, por lo que, si tuvieron un principio también debían tener un final. Son conceptos que para ellos no podían ser independientes. Además, como hemos visto en entradas anteriores, los dioses envejecían y sufrían el paso del tiempo, necesitaban las manzanas de Idunn para mantener la belleza y vitalidad acostumbradas por lo que ellos mismos eran conscientes de su tiempo. Que Odín fuera un metuso y viera el futuro confirmándolo solo es un daño colateral.

De todas formas no debe sorprendernos, pues la mitología nórdica está construida alrededor del drama ¿y cómo empieza? Pues empieza aceptando a la personificación del mal y no hablo de reconocer su existencia, me refiero a aceptarlo en su mesa, invitarlo a sus palacios, QUE FORMARA PARTE DEL CONCILIO DE LOS DIOSES… pusieron en riesgo su paz y virtud por culpa de todas y cada una de las dificultades donde los metía Loki y todavía, TODAVÍA, lo perdonaban. Tardaron demasiado tiempo en notar quién desencadenaría las terribles profecías que Odín vio.

¿Qué pasa? Que Loki es desterrado y encadenado en Midgard y sucede que el mal se extiende por la tierra y nubla el corazón de los hombres, que honestamente tampoco es que se necesite mucho para lograrlo. El crimen se descontrola y todo bien existente en la tierra es consumido por la siniestra influencia. Comprendieron los dioses que el Ragnarök estaba sobre ellos y que no había forma de evitarlo.

Comienza la caída cuando Sól y Máni pierden sus sonrisas y palidecen de miedo porque los lobos están cada vez más cerca, así que el mundo se torna frío y triste, comienza el horrible Fimbulvetr que arroja vientos tempestuosos y tormentas de nieve, los icebergs llenan el océano y la helada espuma llega a todas partes. Ya no hay brisas cálidas, ni un bello resplandor del amable verano. Este crudo invierno dura seis temporadas y a cada día que pasa la situación no hace más que empeorar y empeorar… hasta el día que los lobos se sueltan.

En el Bosque de Hierro, Angurboda daba de comer los huesos de adúlteros y asesinos a Hati y Sköll día tras día hasta que su fuerza y su velocidad es suficiente para atrapar a Sól y Máni cuya sangre inunda la tierra haciendo que tiemble. Las estrellas, aterradas, caen del cielo. Y justo entonces es cuando Fenrir y Loki consiguen destruir las cadenas que los mantienen prisioneros y apresuran el paso para cobrar su venganza.

El gallo rojo Fjalar, en la cima de Yggdrasil, da la voz de alarma cuando el árbol tiembla y encuentra eco en Gullinkambi, gallo de Midgard, y en el ave roja de Hela en el Niflheim. Heimdall, el primero en escucharlos, toca el Gjallarhorn y hace sonar la explosión largamente esperada por los Æsir y los einherjer que se levantaron de sus asientos de oro y salieron armados para el día que se avecinaba valientemente preparados, aunque sabiendo que el desenlace era inevitable.

Volvió a temblar el mar cuando Jörmungand surgió de las aguas y generó inmensas olas como nunca antes habían perturbado las profundidades del océano hasta que llegó a la orilla y se unió al fragor después de resurgir de las aguas el barco Naglfar, hecho con las uñas de los muertos, que fue abordada por Loki con los ejércitos del Muspelheim. Otro barco surgió entre la niebla, gobernado por Hrym, en donde iban los gigantes de escarcha. A las huestes se une el ejército de malhechores que Hela trae desde su reino acompañados por el perro Garm y el dragón Nidhogg. Por si no fuera poco, los cielos se abren en dos y aparece el gigante Surt con su llameante espada, seguido de sus hijos.

Los Æsir no mostraron signos de desesperación, cabalgaron inundados por la euforia al campo de batalla mientras Odín visitó la fuente de Urd una última vez para encontrarse a las Nornas con los rostros velados y en silencio observando su tapiz que estaba roto a sus pies. Susurró unas palabras a Mirmir antes de montar en Sleipnir y retornar junto al ejército que le estaba esperando para presentar batalla.

Vidar, la fuerza de la naturaleza.

(Víðarr stabbing Fenrir while holding his jaws apart – W. G. Collingwood).

Me sorprende la habilidad que tiene Odín para enamorarse, la verdad, en esta ocasión lo hace de la giganta Grid que moraba en el desierto. De su unión, Odín (Mente) y Grid (Tierra), nace Vidar. Un retoño tan fuerte como taciturno que fue considerado la personificación del bosque en su estado más primigenio y, gracias a él, los dioses tienen estrechos lazos con la naturaleza.

Apodado «el silencioso» tiene su morada en Landvini, un lugar donde reinaban la soledad y un profundo silencio. Es representado como una figura alta, proporcionada y muy apuesta, vestido con armadura por supuesto, una espada de hoja ancha cuelga de su cinturón y lleva unos grandes zapatos de cuero. Sobre su calzado existe la leyenda de que, una vez conocido su destino como uno de los pocos que sobrevive al ocaso de los dioses, su madre Grid los confeccionó como protección contra el ígneo fuego (elemento que debía enfrentar), así que debía ser grande y fuerte para resistir los colmillos de Fenrir con quien lucha hasta desgarrarle y partirle en dos, dándole muerte.

(Vidar – Hansen).

¿Pero qué es eso de una profecía? Pues verán, cuando Vidar se une a sus padres en los terrenos del Valhalla, Odín lo acompaña al pozo de Urd para que las Nornas profetizasen su destino y las tres hermanas entonan:

Temprano empezado;

más lejos trabajado;

en un día terminado.

A lo que Wyrd, la primigenia diosa del destino, añade:

Con alegría recuperado.

Y la conclusión fue que, aunque Odín cayera, que cae, je, su hijo se alzaría para tomar el trono y gobernar un mundo regenerado tras haber vencido a todos sus enemigos.

Dicen que Vidar no pronunció ninguna palabra al respecto una vez conocida la profecía, sino que hizo honor a su apodo y se retiró a las profundidades de su palacio y reflexionó acerca de la vida y la muerte, pero no emitió ningún juicio sobre lo que había averiguado o la conclusión a la que había llegado.

(Vidar, Odín y Frigg – Dorpler).

Hermod, mensajero de los dioses.

Viene a ser el equivalente nórdico de Hermes (aparte de por el nombre) ya que 1) también es hijo del dios principal, 2) su fiel ayudante, su mano derecha y 3) era conocido como el mensajero de los dioses por su gran velocidad de movimiento.

Odín le obsequió con un casco magnífico y una cota de malla que solía ponerse cuando se preparaba para participar en la guerra. Confiaba su padre tanto en él que, a veces, le dejaba la lanza Gungnir para ser lanzada sobre las cabezas de los combatientes y avivar en ellos sus ardores hasta alcanzar una furia asesina. La guerra era un terreno que Hermod disfrutaba, por lo que era común incluso verlo acompañando a las valquirias en su cabalgata hacia Midgard o escoltando guerreros al Valhalla (parecido a lo que hace Hermes con las almas de los muertos que lleva hasta la barca de Caronte). Su atributo más destacado era una vara llamada Gambantein, el emblema de su oficio, que llevaba a todos lados.

The favour of the Highfather we seek to find,
To his followers gold he gladly gives;
To Hermóðr he gave helm and mail-coat
and to Sigmund he gave a sword as a gift.

El mito sobre el que vamos a hablar es, probablemente, de los más conocidos del dios y cuentan los bardos que Odín se encontraba turbado por terribles presentimientos y sombríos temores sobre el futuro. Al principio, buscó en las Nornas las respuestas, pero nada obtuvo de ellas. Perdiendo hasta el sueño decidió ordenar a Hermod que vistiera en su armadura, tomara a Sleipnir y partiera rumbo a la tierra de los fineses donde vivía el más célebre de los hechiceros, su nombre era Rossthiof. No se trataba de un personaje loable, sin embargo, pues atraía a los viajeros a su reino haciendo uso de su magia para robarles y matarles. Por desgracia, también tenía el poder de predecir el futuro y eso era lo que interesaba a Odín por lo que, además de Sleipnir, Hermod también llevaba su vara llena de runas que le permitió sortear todos los engaños del hechicero y atarlo de pies y manos para obtener de él la información que precisaba.

(Balder and Nanna with Hermod – George Percy Jacomb Hood).

Señalando el horizonte, Rossthiof pidió a Hermod que mirase y el dios pudo ver a lo lejos un arroyo de sangre que lo enrojecía todo. Una hermosa mujer surgió de la nada y un niño apareció junto a ella, el niño creció con tal rapidez que pronto alcanzó la madurez y pudo observar que blandía un arco y unas flechas. El hechicero declaró que el arroyo presagiaba el asesinato de uno de los hijos de Odín, pero que, si el padre de los dioses cortejaba a Rinda, esta le daría un hijo que vengaría la muerte de su hermano.

Corrió Hermod a poner a Odín al tanto de todo confirmando así los temores del dios que supo, de manera definitiva, que estaba condenado a perder a uno de sus hijos por muerte violenta, aunque después obtendría la venganza que merecía. Volvemos a encontrarnos con Hermod cuando el presagio se cumple, pero prefiero hablar de ese momento un poco más adelante.

Representaciones de Hermod en la cultura popular:

(Marvel, cómic).

(Marvel, serie animada Guardianes de la Galaxia).

Tyr, dios de la guerra.

Hijo de Odín y de la hermosa Frigga, Tyr forma parte de las doce deidades que se sientan en la sala del juicio, nunca moró en el Valhalla, pero siempre fue bien recibido.

Era conocido por ser el dios del honor marcial, del valor y de la guerra por lo que era invocado a menudo en las zonas del Norte para obtener la victoria.

Divinidad principal de los saubios, veneraban al dios bajo el culto de una espada y en su honor organizaban grandes danzas de espada donde representaban diferentes figuras: formaban dos largas filas, cruzaban sus espadas por encima de esas y retaban a los más valientes a saltar por encima de ellas o juntaban las puntas de las espadas en forma de rosa e invitaban a su jefe a colocarse sobre las planas hojas para ser paseado por todo el campamento de forma triunfal. Juraban por la punta de la espada, elemento que se volvió muy sagrado con el tiempo. Otro aspecto a tener en cuenta sobre el culto a este dios es que los druidas ofrecían sacrificios humanos (de esclavos) en sus altares donde cortaban a sus víctimas en forma de águila sangrienta o extendida.

(Tiwaz, runa de Tyr).

Hay dos historias interesantes acerca de este dios:

Una de ellas explica por qué es representado en el arte con un solo brazo y tiene mucho que ver con los hijos que Loki tuvo con la giganta Angurboda: Hela, Fenrir y Jörmungand. Odín pronto advirtió su existencia y la inquietante rapidez con la que seguían creciendo por lo que, temeroso de que invadiesen Asgard y destruyeran a los dioses, decidió librarse de ellos; arrojó a Hela a las profundidades del Nilfheim y le entregó el reino de los muertos, lanzó a la serpiente al mar donde creció tanto que en un determinado momento ya era capaz de rodear la tierra con su cuerpo y morderse la cola, pero a Fenrir trató de domesticarlo, así que lo llevó junto a los otros dioses.

Por supuesto que salió mal, se veía venir. El lobo era tan grande, tan inmenso y tan feroz que no había nadie que se le consiguiera acercar. El problema era que no paraba, cada día crecía más y más. Decidieron entonces que tenían que atarlo y lo intentaron tres veces:

  • con una fuerte cadena llamada Laeding que Fenrir dejó ponerse porque estaba muy seguro de su fuerza para liberarse. De hecho, con solo esirarse la rompió.
  • buscaron una cadena aún más fuerte llamada Droma, pero solo hizo falta un corto y potente tirón para deshacerla.
  • harto de la situación Odín manda a Skirnir al reino de los enanos para que forjasen una ligadura que nada pudiese romper. Reunieron los elfos oscuros materiales como el sonido de las pisadas de un gato, la barba de una mujer, las raíces de una montaña, los deseos del oso, la voz de los peces y la saliva de los pájaros para crear a Gleipnir. Confiando en las habilidades de los enanos, los dioses trasladaron a Fenrir a la isla de Lyngvi, en medio del lago Ámsvartnir, pero esta vez no fue tan sencillo atarlo y pidió que, mientras lo hacían, un dios metiera la mano en su boca. El único capaz de tal hazaña fue Tyr que, efectivamente, perdió la mano al ser mordido por el lobo cuando se dio cuenta de que no podía romper una cadena tan fina.

(Týr sacrifices his arm to Fenrir – John Bauer).

Y la otra trata sobre su espada pues decían que estaba hecha por los mismos enanos que crearon la lanza de Odín, así que era muy sagrada para el pueblo. Tanto que la tenían súper protegida en un templo donde colgaba de forma que reflejaba los rayos del sol, aún así fue robada y una druida profetizó que las Nornas habían decretado que quien la blandiera conquistaría el mundo y encontraría la muerte por ella. Esto sucede en dos ocasiones: la primera, un extraño se la entrega a Vitelio que sin ningún tipo de esfuerzo se convierte en emperador de Roma, pero su trono es usurpado por Vespasiano y un soldado romano le da muerte con la espada, pero este mismo soldado se encarga de conquistar grandes batallas hasta que se jubila y se retira a orillas del Danubio donde esconde su espada y no le revelada a nadie su paradero; y, la segunda, Atila se encuentra con un campesino examinando la pata de una de sus vacas porque se ha herido con un objeto afilado que asoma entre la hierba y el huno reconoce en ella la espada de Cheru con la que conquista el mundo hasta que cansado de guerrear se retira a Hungría y se casa con la hermosa princesa Ildico, a cuyo padre asesina, pero la princesa resentida le da muerte con la espada en el lecho durante la noche de bodas.

Representaciones de Tyr en la cultura popular:

(God of War).

(Marvel, cómic).

(Marvel, cine).

El mundo es un gigante.

(Asgard y el puente Bifröst).

Consideraban los dioses nórdicos que su mitología no era aún lo suficientemente escabrosa, así que después de la derrota de Ymir decidieron descuartizarlo para crear el mundo en el que más tarde habitaron los humanos.

Con su carne criaron la base del mundo, Midgard (el jardín), y lo colocaron en el centro exacto del amplio espacio; usaron las cejas para crear murallas y delimitarlo; la parte sólida quedó rodeada por la sangre y el sudor del gigante que formó el océano; sus huesos se convirtieron en colinas; sus dientes en acantilados y su cabello en árboles y vegetación; el cráneo formó la bóveda celeste sobre la tierra y el mar y sus sesos (sí, sus sesos, por si no era lo suficiente creepy ya) los esparcieron para crear las esponjosas nubes.

Como la bóveda no se sostenía sola, los enanos Nordri (Norte), Sudri (Sur), Austri (Este) y Vestri (Oeste) fueron designados para sostener las cuatro esquinas y, así, también obtenemos los puntos cardinales. Pero estaba todo muy oscuro, así que era necesario hacer la luz y decidieron salpicar la bóveda con chispas del Muspelheim que brillaban firmemente. Sin embargo, la chispa más viva y con más fuerza se reservó para la creación de los astros principales: el sol y la luna.

Y aquí encontramos cierto parecido con la mitología griega, ya que el sol y la luna fueron colocados en preciosos carros tirados por hermosos corceles que, a su vez, manejaban divinos aesir. Sí, en esta parte todo es bonito y hermoso para compensar los párrafos anteriores.

El carro solar era tirado por los corceles Arvak (el madrugador) y Alvisd (el rápido) y manejado por Sól, hija de Mundilfari, hermosa doncella donde las hubiera. Fue necesaria la creación del escudo Svalin (el refrigerador) para que no se quemasen debido a la potencia de los rayos del astro.

El carro lunar, por su parte, lo llevaba el corcel Alsvider (el veloz) y sus riendas las llevaba Máni, hermano de Sól y también hermoso hijo de Mundilfari. Para ellos no hizo falta escudo porque los rayos lunares eran suaves.

Tras ellos, llegó Nótt (la noche) y le confiaron un carro oscuro tirado por un corcel azabache llamado Hrímfaxi, de sus crines la escarcha y el rocío caían a la tierra. Esta diosa se casó tres veces y con cada marido tuvo un hijo con especial relevancia: del primero, Aud; del segundo, Jörd (tierra) y del tercero Delling (aurora), pero nació entonces un cuarto hijo tan hermoso que recibió el nombre de Dagr (día). ¿Saben qué significa eso? Por supuesto, Dagr recibió otro carro (¿no se imaginan el cielo como una carrera? Yo sí) que estaba tirado por Skínfaxi cuyas crines brillaban tanto que la luz llegaba hasta los rincones más recónditos.

Pero como el principio de la mitología nórdica es que el mal siempre se encuentra al acecho surgieron entonces dos feroces lobos llamados Sköll (repulsión) y Hati (odio) con la meta de alcanzar tanto a Máni como a Sól para devorarlos y sumir todo el universo en la oscuridad primigenia de nuevo. Se dice, de hecho, que a veces consiguen atraparlos y que entonces se producen los eclipses y, para liberarlos, la gente alzaba un clamor tan ensordecedor que espantaba a los lobos.

(The Wolves Pursuing Sol and Mani – J. C. Dollman).

Hicieron a Verano e Invierno encargados de las estaciones. El primero era hijo de Svasud (el amable) y heredó el buen humor de su padre siendo así querido por todos. Sin embargo, el segundo era hijo de Vindsual y mortal enemigo del primero.

Decide entonces Alfy que la cosa se estaba expandiendo demasiado sin control y que había mucho libre albedrío entre los mundos por lo que crea un enorme fresno llamado Yggdrasil (el universo) que abarcaba todo y mantenía unidos los diferentes mundos pues iba desde las profundidades más remotas del Niflheim hasta Midgard e incluso pasaba por Asgard que fue creado en la amplia llanura de Idavöllr y al otro lado del río Iving. En este lugar se alojaban los dioses y organizaron un consejo en el que se decidieron dos cosas: 1) que allí nunca se derramaría sangre porque era un lugar de armonía y paz y 2) la creación de una forja para la elaboración de armas y herramientas. Total que el árbol alcanzaba una altura tan grande que su rama más alta tenía nombre, Lerad, y daba sombra al salón de Odín. Un águila se posaba en ella e informaba de todo lo que veía.

El árbol era perenne, así que sus hojas nunca se marchitaban y servía de pasto para la cabra de Odín que daba el hidromiel divino, Heidrún, y a los ciervos de cuyos cuernos manaba la miel que caía a la tierra y proveía el agua de todos los ríos, sus nombres: Dáinn, Dvalinn, Duneyrr y Durathror (dos de estos nombres fueron adaptados por Tolkien para los enanos de la Compañía Escudo de Roble en El Hobbit).

En las raíces más profundas de Yggdrasil, un horrible dragón llamado Nidhogg roe continuamente las raíces ayudado de los gusanos con el único objetivo de matar el árbol pues su muerte significaría la caída de los dioses.

(The Ash Yggdrasil – Friedrich Wilhelm Heine).

Pues resulta que el águila posada en Lerad y el dragón del Hvergelmir se llevan muy, muy mal y se mandan odio por culpa de la rata Ratatosk que se pasa el día de arriba abajo echando leña al fuego porque a chismosa y entrometida no le gana nadie y su objetivo final es provocar una trifulca entre los dos.

Resulta pues que a los aesir se les enciende la bombilla y dicen «coño, es necesario mantener la salud del árbol porque si no nos vamos todos a pique (esto es pa que te mortifiques, mastiques, tragues, tragues, mastiques)» y le otorgan esta tarea a las nornas (las diosas del destino), otra coincidencia con la mitología griega, que cada día lo rociaban con agua sagrada del pozo de Urd. Agua que caía por ramas y hojas y proveía de miel a las abejas. No, aquí no trabajan, aquí una fuente mágica les da la miel.

(Urd, Werdanda, Skuld unter der Welteiche Yggdrasil – Ludwig Burger).

Desde ambos extremos de Niflheim se alzaba el puente Bifröst (arcoíris) hecho de fuego, agua y aire que usaban los dioses para viajar… menos Thor, que tenía miedo de romperlo con la fuerza de sus pisadas. El dios Heimdall vigilaba el puente día y noche manteniendo guardia con su espada y su cuerno Gjallarhorn que emitiría un sonido explosivo con la llegada del Ragnarök.